martes, 11 de mayo de 2010

Narcogobernador vivía como un rey.

Gardenia Mendoza Aguilar/Corresponsal de La Opinión

MÉXICO, D.F. — Laptop y cafetera; televisor y reproductor de música; libros y sobrecama de marca. La celda que el ex gobernador de Quintana Roo (sureste) Mario Villanueva ocupó en el reclusorio Norte de la Ciudad de México, parece más la recámara de un adolescente rico que el de un reo condenado a 36 años de cárcel.

Fotografías divulgadas a la prensa tras la extradición de “El Chueco” a Estados Unidos para enfrentar cargos por narcotráfico muestran a detalle los privilegios de los que gozaba el único mandatario estatal juzgado en México por sus vínculos con el crimen organizado.

Mientras Villanueva, otrora socio del extinto “Señor de los Cielos, se entretenía en la intimidad de su habitación “de lujo”, nueve reos del sistema penitenciario del Distrito Federal murieron en los primeros meses de 2010 en situaciones relacionadas con riñas derivadas del hacinamiento, según las crónicas de los enfrentamientos registrados.

De acuerdo con estadísticas de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), el reclusorio Norte cuenta con capacidad para 4,000 internos; sin embargo, actualmente se encuentran ahí más de 10,000 internos lo que representa una sobrepoblación por encima del 200%.

“El problema aquí es que la sobrepoblación las hace ingobernables”, dijo Luis González Plascencia, presidente de la CNDH.

Excepto para quienes pueden pagar por el espacio, documentó el organismo. Según testimonios de los presidiarios, con dinero los reclusos consiguen desde una celda similar a un cuarto de hotel cinco estrellas, permisos para fiestas con músicos, bebidas, drogas, prostitutas y hasta un pase permanente para sus familias.

Mario Villanueva gozaría de al menos uno de esos privilegios hasta antes de ser extraditado a Nueve York como lo muestran las imágenes de su celda, sobre las cuáles no hubo comentarios de las autoridades del Sistema de Reclusorios del Distrito Federal buscadas por este diario.

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