Washington/EFE.- La emoción puede causar las reacciones más imprevisibles en una persona y si es el vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, aún más. Biden no pudo aguantar un alborozado exabrupto cuando, en la ceremonia de promulgación de la ley de reforma sanitaria, cedió la palabra al presidente, Barack Obama.
"This is a big fucking deal" ("Esto es algo de puta madre"), le comentó a Obama mientras le estrechaba la mano y le cedía el podio.
El comentario pretendía ser un discreto aparte pero desafortunadamente para él, los micrófonos captaron la frase con claridad.
La blogosfera se llenó inmediatamente de comentarios sobre la frase vicepresidencial. En Internet, poco más tarde, ya se ofrecían camisetas con el texto, en varias tallas y colores a escoger y por el "módico" precio de 23,5 dólares antes de impuestos.
El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, se vio obligado a intervenir en la página de microblogs "Twitter" para defender a Biden.
"Sí, señor vicepresidente, tiene usted razón", escribió el portavoz.
Tras una larga carrera como senador, Biden es conocido por su escaso autocontrol una vez que ha comenzado a hablar.
Pero tampoco es el primer vicepresidente al que se le oye pronunciar malas palabras. Su predecesor en el cargo, Dick Cheney, mandó al senador demócrata Patrick Leahy a "joderse" en los salones del Congreso.
El presidente George W. Bush también fue sorprendido por los micrófonos mientras describía a un periodista como un "cabrón de marca mayor" durante la campaña electoral de 2000.
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