Antonieta Cádiz/Corresponsal de La OpinionWASHINGTON — A partir del 1 de agosto, la Guardia Nacional será desplegada a la frontera, concretando así el anuncio formulado por el Presidente Brack Obama en mayo pasado. Se espera que los contingentes estén plenamente operativos en septiembre.
Armados, pero sólo con la capacidad de utilizar sus artillería en defensa propia, llegarán los efectivos de la Guardia Nacional a la frontera suroeste. La idea es que brinden ayuda para combatir organizaciones criminales trasnacionales que se dedican al tráfico de personas, contrabando de armas y de dinero.
Además del personal, la Secretaria del Departamento de Seguridad Interna, Janet Napolitano, especificó que se utilizará más tecnología en la zona, como sistemas de vigilancia móviles y binoculares de imagen termal, esto junto con refuerzos aéreos.
El Jefe del Buró de la Guardia Nacional, general Craig McKinley, resaltó que los soldados recibirán entrenamiento durante las siguientes semanas y que “las fuerzas estarán operativas en terreno a partir de septiembre”.
El Comisionado del la Patrulla Fronteriza (CBP) Alan Bersin, detalló ayer, que con los nuevos efectivos su agencia tendrá refuerzos de alrededor de “300 hombres y que contarán con seis equipos aéreos adicionales”.
Por otra parte, el director del Servicio de Inmigración y Aduana (ICE), John Morton, aseguró que su agencia contará con una nueva oficina al sur de Arizona, en la población de Ajo, y que con la presencia de la Guardia Nacional “tendrán un reforzamiento de 68 efectivos para sus operativos del control”.
El Presidente Obama solicitó al congreso 600 millones de dólares en fondos suplementarios para aumentar las actividades de protección y verificación.
Las críticas respecto a la decisión de Obama no han parado desde el primer anuncio. Diversos legisladores locales y estatales han considerado en número de soldados, insuficientes. Mientras grupos pro inmigrantes han insistido en que el mandatario está claudicando a los grupos extremos que han intentado influenciar negativamente a la población sobre el peligro de la inmigración indocumentada, desviando la atención sobre temas domésticos.
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