Hay un país en el mundo, colocado en el mismo trayecto del sol, oriundo de la noche, colocado en un inverosímil archipiélago de azúcar y de alcohol... y su rastro está lleno de maravillas. Se trata de República Dominicana, nuestro bello país, una media isla caribeña que en sus 48,730 km2 conserva una envidiable variedad de hermosísimos paisajes.
Por un lado están esas bellas playas de aguas cristalinas que invitan a zambullirse y de arena tan blanca y suave que juegan con los pies; por otro, hay una gama de plantas, aves y otros animales -ya sean, endémicos, o bien exóticos- que confirman que definitivamente el Creador, quien quiera que fuese, externó preferencia por este país.
Y, como si fuera poco, dentro de esa variedad, hay también destinos fríos en los que el buen clima se impone, externándole una invitación permanente a quienes, de vez en cuando, quieran escapar del clima habitual y sentirse “en otro país”. En fin, tal cual reza el eslogan promocional del Ministerio de Turismo, éste es “el país de las maravillas” y a continuación ¡Vivir! hizo un fantástico recorrido y ahora les muestra siete de ellas: Bahía de las Águilas, el Hoyo de Pelempito, Constanza y Jarabacoa, las dunas de Baní, la Sierra de Bahoruco, el Morro y la Península de Samaná.
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