Santo Domingo/Doris Pantaleón.- La tragedia que derribó el colegio donde estudiaba cobró la vida a su padre y a su único hermano, y que le tiene postrado en una cama del hospital Darío Contreras, no ha robado su pasión por la lectura a Maximilien Francois, un niño haitiano de 12 años.
En poco más de 12 días ingresado en el centro de salud dominicano ha leído 10 obras literarias, incluso pidió un libro en la sala post quirúrgica apenas saliendo del quirófano, donde fue intervenido de una de sus piernas, ya que presentaba fractura abierta al caerle encima parte de la pared del colegio San Luis, en Delma, uno de los más reconocidos centros de estudio privado de Haití.
Los libros en francés, que son los que puede leer porque apenas pronuncia algunas palabras en español, les son regalados por madres francesas que viven en el país y acuden diariamente al hospital Darío Contreras en calidad de voluntarias para conversar y llevarles libros a los niños afectados por el terremoto que sacudió a Haití el 12 de este mes.
A Maximilien le encantan las historias de detectives. Dice que siempre leía mucho en la biblioteca de su colegio en Puerto Príncipe, Haití.
Cuenta que en el momento del terremoto se encontraba en el patio del Colegio, y que las paredes le cayeron en la pierna dejando su cuerpo fuera, pero tuvo que esperar al día siguiente de la tragedia a las 9:00 de la mañana para que pudieran sacarlo.
Asegura que su padre, quien trabajaba en la limpieza en el colegio y su único hermano estaban en la planta baja del centro estudiantil. Ambos murieron al colapsar el plantel, pero al niño le sobrevive su madre.
Estudios
El menor cursa el séptimo grado y dice que siempre ha sido aficionado por la lectura, por lo que no pierde la oportunidad para pedir a Joella Baur, de nacionalidad francesa que vive en el país, y quien sirvió de intérprete en la entrevista, que le regale otros libros, con sus títulos preferidos. En un lado de la cama hospitalaria guarda parte de los libros ya leídos.
Dijo que durante el tiempo en que estuvo atrapado por los escombros tuvo mucho miedo y asegura que ha sido una situación muy difícil para él. “El terremoto fue el martes y a mi me sacaron el miércoles a las 9:00 de la mañana, porque mi cuerpo estaba afuera, pero la pierna estaba atrapada”, recuerda.
No obstante, pese al mal momento vivido, Maximilien no olvida su sonrisa mientras contempla la fotografía que le tomara el fotorreportero Leo Santiago. Deja por un momento de tomar la sopa que le dieron en el hospital, para dar las gracias en español, por la entrevista.
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