París, (EFE).- El ex marido de Ingrid Betancourt, Juan Carlos Lecompte, explicó hoy detalles del "gélido" reencuentro con la política colombiana y confirmó que sólo ha podido hablar con ella media hora desde el día de su liberación, el 2 de julio de 2006.
Lecompte, aún en trámites para divorciarse de Betancourt, presentó en París "Íngrid y yo, una libertad agridulce", el libro donde describe el frío encuentro que tuvo con la política colombiana después de 6 años y medio sin verse, periodo en el que ella estuvo secuestrada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El ex esposo de Betancourt señaló que 15 minutos antes del primer contacto con ella tras ese largo período, recibió una llamada telefónica donde la sintió "muy fría y muy distante", y que gracias a ello se preparó para lo peor.
"Me habló como si nos hubiéramos visto por la mañana. Yo pensaba que sería un fuerte abrazo, de unos tres o cuatro minutos", comentó Lecompte, que no obstante intentó conversar con ella en los días posteriores.
Sin embargo sólo pudo hacerlo al día siguiente y durante treinta minutos, cuando Betancourt le pidió "tiempo y espacio", al mismo tiempo que le comunicaba que se iba con sus hijos a París.
"Yo quería un encuentro de tres o cuatro horas para saber que pasó, como sucedió. Me decía que me esperara, pero nunca pude hablar con ella dos horas en persona", comentó Lecompte, que dijo que a día de hoy ya no hay ninguna relación entre ambos, y mucho menos amor tras haber "pasado página".
"El amor por Íngrid murió hace un año, el 14 de enero de 2009, cuando mi padre murió y no me dio el pésame, sino la demanda de divorcio. Allí cruzó una línea que no debía cruzar", relató Lecompte.
El publicista comentó que no se arrepiente de sus seis años destinados a luchar por la liberación de Betancourt, aunque sí admite que debería haberse protegido más, con aspectos como no dejar el trabajo, visto "el resultado final".
"Ella podía morir en la selva, muchos secuestrados murieron en intentos de rescate. Había una pequeña posibilidad de volver a estar juntos, y yo aposté por ello", razonó Lecompte, que describió que en el momento del secuestro vivían "un muy buen matrimonio".
"La gran discusión que teníamos Íngrid y yo era cuando me cortaba el pelo sin avisarla", justificó el autor del libro.
A pesar de todo, Lecompte no responsabiliza a Betancourt del fin de su matrimonio -"no tiene culpa de nada"- puesto que lo achaca únicamente "al secuestro, a las FARC".
Asimismo, explicó que "un secuestro es muy duro", y que de acuerdo con algunos estudios, el 70% de los matrimonios acaban en divorcio tras un cautiverio superior a un año.
Además, el ex marido de la rehén negó haber escrito el libro por despecho, ya que lo hizo para "limpiarme el alma y curarme las heridas" y dar el punto de vista de cómo vivieron el secuestro "los que se quedaron aquí".
"El libro lo escribí para hacerme bien a mí. Para ponerlo todo en perspectiva, Sucedieron muchas cosas rápidamente", detalló.
Sobre el papel que desempeñaron tanto la madre como la hermana de Ingrid durante todo el proceso, Lecompte admitió que "nunca, ni antes ni después del secuestro" tuvo una buena relación con ellas e incluso declaró que la madre, Yolanda, generaba antipatía en "el gremio de los familiares de los secuestrados" porque copaba los minutos de radio disponibles para enviar mensajes a los rehenes.
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