Jaimito le pidió a su padre que le comprara una bicicleta. Éste le respondió:
-No puede ser, hijo. Tu madre y yo apenas ganamos para pagar la hipoteca de la casa. Aún le debemos al banco 200.000 euros.
Esa misma noche, Jaimito escuchó unos extraños ruidos cuando pasó junto a la habitación de sus padres. Decidió ponerse junto a la puerta para escuchar mejor. Media hora más tarde, el padre de Jaimito sorprendió a éste bajando las escaleras con una pequeña maleta en la mano.
-¿Qué haces, Jaimito? -preguntó el padre-.
-Me voy de casa -respondió, decidido, el niño-.
-¿Por qué?
-Hace un rato pasé por delante de vuestra habitación. Te escuché gritar, muy agitado, "¡Me voy, me voy!". Mamá dijo entoces: "¡Yo también, yo también!". ¡Y ni de coña me quedo yo solo en la casa, con una hipoteca de 200.000 euros y sin bicicleta!
lunes, 21 de junio de 2010
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