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“El Veterinario” es el seudónimo que utilizó el militar informante que sirvió como pieza clave para la sustentación de las investigaciones sobre el asesinato del periodista Orlando Martínez que realizó el entonces juez de instrucción de la cuarta circunscripción del Distrito Nacional, Juan Miguel Castillo Pantaleón.
El ex militar de los denominados 12 Años de gobierno de Joaquín Balaguer ocupó puestos importantes en varios departamentos de la Policía Nacional y fue contactado por el entonces juez Castillo Pantaleón a principios del año 1997, luego de hurgar entre las personas que estuvieron en el círculo del jefe de la Policía, Neit Nivar Seijas, cuando el 8 de mayo del año 1975 Balaguer le encomendó realizar un informe sobre el asesinato del periodista.
En una entrevista concedida a LISTÍN DIARIO en su oficina, Castillo Pantaleón relata que el informante, a quien le juró preservar su identidad aún después de que falleciera, se compenetró con él por más de dos meses y adoptó el nombre de “El Veterinario” para despistar un seguimiento a las llamadas telefónicas entre ellos y “porque yo me he pasado la vida bregando con animales”, alegó.
Un militar honesto
“El Veterinario” es definido por Castillo como un militar honesto que murió en la miseria y que trabajó con el ex jefe de la Policía Nivar Seijas en el año 1975, durante las investigaciones sobre el asesinato del periodista Orlando Martínez y que accedió a ofrecer las informaciones fidedignas sobre el crimen contra el periodista perpetrado el 17 de marzo del año 1975. Tras meses de requerirle las grabacio nes magnetofónicas u otras pruebas a su informante, Castillo Pantaleón logró fijar una cita en la que éste se comprometió a llevarle los interrogatorios de la investigación de Nivar Seijas en un punto comercial de la avenida 27 de Febrero.
“El Veterinario” le entregó los interrogatorios pero le exigió que le tomara copias y se los entregara en ese momento. Para satisfacción del juez, las confesiones que leyó encajaron perfectamente con la reconstrucción teórica que antes le hizo del asesinato de Martínez.
Interrogatorios
El ex militar le confirmó al entonces juez que todo lo que había logrado en sus investigaciones llevaban en camino correcto y le suministró inicialmente la ficha del vehículo en el que se cometió el asesinato, que fue un Datsun color azul año 1969, chasis LB110-017243, motor A-12-572360, reseña el libro “Archivo de instrucción El Caso de Orlando Martínez” de Leila Roldán.
Igual satisfacción, se afirma, tuvieron el entonces procurador general de la República, Abel Rodríguez del Orbe, y el fiscal del Distrito Nacional, Guillermo Moreno, al leer los interrogatorios suministrados por el informante.
Contacto inicial
El ex juez narra que visitó a “El Veterinario” en su residencia sorpresivamente y que allí le explicó las razones que tenía para respaldar con datos contundentes los resultados de sus investigaciones y que daban a la puerta de la solución del caso Orlando Martínez.
Su futuro informante, explica, accedió a tener un encuentro con él luego de que su esposa le diera razones valederas y el hombre entendiera que no podía dejar este mundo con esa carga de conciencia, luego de ser testigo de sucesos nefastos en los cuerpos castrenses.
“El Veterinario” citó a Castillo un sábado a las nueve de la mañana en un supermercado ubicado en la avenida Sarasota, en el sector de Los Cacicazgos de la capital, y le advirtió que lo podría identificar porque llevaría una gorra y unas gafas negras.
Castillo Pantaleón precisa que acudió puntual a la cita y cuando se encontró en el lugar acordado con el informante éste le exigió que se pusiera una gorra negra y se montara en su vehículo, a lo que accedió.
El ex juez relata que luego de dos horas de viaje llegaron a una finca en San Cristóbal, por donde “El Veterinario” iba caminando delante de él en medio de un sembradío de guandules secos que impedían con su sonido peculiar escuchar con claridad lo que decía éste sobre el caso mientras caminaba.
En ese instante el juez lo detiene y le reclama que no le había estado entendiendo del todo, a lo que el informante procedió a colocarle la mano en el corazón y a hacerle un cateo para constatar que no traía arma de fuego ni una grabadora, e inclusive le revisó el reloj.
“Para un guardia como él resultaba inverosímil que una sola persona, sin poder real, decía estar buscando la verdad sin interés personal”, señala.
LA SENTENCIA FINAL Y EL CAMBIO DE LA GORRA
Recuerda que cuando se produjo la sentencia final del juicio, “El Veterinario” se presentó ante él y le llevó una gorra roja y le dijo “cámbiela la otra”, que era negra.
Con los ojos humedecidos, el ex juez recuerda que ese ex militar murió hace unos dos años en estado de pobreza y estuvo en medio de los grupos policiales adversos que encabezaban los generales Enrique Pérez y Pérez y Nivar Seijas. “Fue un ex militar de los Doce Años que murió en la pobreza y que se puede decir que fue honesto”, agregó.
Castillo Pantaleón precisó que “esa persona estaba totalmente retirada y estaba en pésimas condiciones económicas, yo llegué a él buscando los conocidos del fenecido Jefe de la Policía que sean testigos vivos y pudieron haber tenido contacto desde los primeros días de Nivar Seijas y me hablaran de un hecho que ocurrió hace 20 años”, expuso. Deplora que hoy en día los militares no imiten el ejemplo de ese ex policía y se quieran hacer millonarios en seis meses o en menos de un año de carrera.
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