SANTO DOMINGO. Cuando Albert Pujols llegó a los Estados Unidos, a los 16 años en 1996, su dentadura tenía serias infecciones que le ocasionaba grandes dolores para devorar los alimentos, que atentaba contra su salud. Cuando fue atendido por un dentistas para corregir sus dificultades, necesitó un traductor, pero el doctor Michael Noble no tenía que saber castellano para darse cuenta que lloraba como un niño. Esa amarga experiencia de adolescencia no se le ha olvidado a Pujols después de 10 años con números que pocos peloteros en la historia han logrado y con US$89.5 millones cobrados. Su fundación, creada en 2005, atiende en materia bucal una media de 800 niños desde 2007 en bateyes de La Romana, ha donado 51 camas y tiene contemplado entregar 70 más este mes a esas comunidades. "Para mí, eso es más importante que tomar un turno en el noveno capítulo del séptimo partido de una Serie Mundial y conectar un cuadrangular", dijo Pujols sobre el trabajo social. "Poner sonrisas en las caras de esos niños cambia la vida de ellos. Un jonrón no cambiará la vida de nadie. Probablemente me hará más famoso. Pero... ¿quién hace ese cambio? Al final del día, al final de mi carrera, son las cosas que haya hecho... para ayudar personas". Estas revelaciones las hizo Pujols a la edición de julio de la revista American Way, que edita la línea aérea American Airlines para entregarla en sus vuelos de larga duración, donde además explica que no ingiere alcohol debido a que su padre era alcohólico, lo que transformó su vida. La publicación trae temas de finanzas, salud, turismo, medio ambiente, entre otras. La revista define a Pujols como uno de los atletas profesionales más filántropos de todos los tiempos y como el hombre que ha salvado el béisbol. Pujols indica que lo más cercano que ha estado del alcohol son las 13 botellas de champaña que ha destapado celebrando títulos divisionales, banderines y la Serie Mundial 2006. Reveló que decidió trabajar con los niños que sufren del síndrome de Down impulsado por Isabella, la hija de la primera unión matrimonial de su esposa Dee Dee, con quien se casó cuando el toletero tenía 19 años. En el reportaje de Pujols, que es la portada y que se le despliegan las seis páginas centrales, su agente, Dan Lozano, declara que el inicialista de los Cardenales califica para convertirse en la imagen corporativa del béisbol, debido a su desempeño y al haber pasado las pruebas de dopaje a las que se ha sometido. Antes que Pujols fuera seleccionado en el sorteo de 1999, 401 jugadores causaron más interés que él a los equipos. Pujols habla abiertamente sobre cómo ha afrontado el tema de los esteroides y el feo incidente que vivió en 2007 cuando por error, un canal televisivo lo citó en la lista del Informe Mitchell. Confesó que tuvo que hablar con su esposa y asegurarle que nunca ha consumido sustancias prohibidas, debido a que entiende va contra la integridad del deporte. "Ahora, un jugador que batea 30 ó 40 jonrones debe estar en algo... ¿Y qué sobre (Babe) Ruth? ¿Qué sobre Ted Williams, Joe DiMaggio? Ellos fueron grandes jugadores de sus épocas y estoy seguro que estuvieron limpios. ¿Por qué en estos tiempos no puede haber alguien como un (Ryan) Howard o un (Ryan) Braun o yo mismo que pueda tener ese talento? No puedo batear 47 cuadrangulares porque la gente me señalará? Para mí, eso no es justo". Trata de hacer su aporte Pujols además abrirá un programa de béisbol con 150 niños. En sus viajes misioneros también se incluyen oculistas. "Hay noches en la misión cuando él (Pujols) se siente en el balcón del hotel, con una Biblia en sus manos, y mira hacia las estrellas para preguntarle que es lo próximo que debe hacer. Él no puede cambiar la vida de todos los niños (necesitados) que conoce, como tampoco puede convencer a todos los fanáticos que dudan (sobre su talento natural). Pero está consciente que hay cosas que puede hacer", escribió Derrick Goold, quien cubre a los Cardenales para el diario St. Louis Post-Dispatch.
De Nathanael Pérez Neró
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