En un instituto muy fino, para señoritas de buena familia, durante la clase de biología el profesor preguntó:
-Señorita Irujo, ¿podría usted señalarnos el órgano del cuerpo humano que, en condiciones apropiadas, se expande hasta multiplicar su tamaño por seis? Y, en caso afirmativo, explique usted cuáles son esas circunstancias.
La aludida se sonrojó inmediatamente, pero aún así se levantó y respondió:
-Discúlpeme, profesor, pero yo diría que esa no es la pregunta más adecuada para hacerle a una dama. Prefiero no contestar.
Dicho esto se sentó. El profesor, sin inmutarse, dijo:
-Señorita García, responda usted.
-La pupila del ojo, bajo una iluminación muy débil.
-¡Correcto! Y ahora, señorita Irujo, déjeme decirle tres cosas. En primer lugar, usted debería haber estudiado la lección. En segundo lugar, tiene usted una mente sucia, impropia de una mujer de su posición. Y, en tercer lugar, algún día se llevará usted una amarga decepción.Fuente:elblogdelbuenhumor.com
jueves, 19 de noviembre de 2009
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