martes, 22 de marzo de 2011

El ex presidente israelí Katsav, condenado a siete años de cárcel por violación.


Tras escuchar la sentencia, más dura de lo previsto inicialmente, Katsav rompió a llorar y gritar: "¡Es una injusticia! ¡Os equivocáis! ¡La mentira ha ganado!


JERUSALEN.- Siete años. Es el tiempo que deberá pasar en la cárcel el ex presidente de Israel, Moshe Katsav, por dos casos de violación y acoso sexual a varias funcionarias. Así lo ha decidido esta mañana el Tribunal del distrito de Tel Aviv encabezado por el juez George Khara, en una sentencia esperada y sin precedentes en el país. Por primera vez los israelíes verán entre rejas al que fue su ciudadano número uno desde el 2000 al 2007. "El Estado de Israel cierra hoy uno de los capítulos más tristes de su historia", titula este martes en portada el diario 'Maariv'.

Tras escuchar la sentencia, más dura de lo previsto inicialmente, Katsav rompió a llorar y gritar: "¡Es una injusticia! ¡Os equivocáis! ¡La mentira ha ganado! ¡Ellas saben que es mentira!". Sus gritos y lágrimas en la sala 606 así como su último recurso ante el Supremo no le librarán de presentarse el próximo 8 de mayo en la cárcel y vestirse el uniforme gris como cualquier otro preso. La ropa será la misma, pero no el significado, ya que se trata de la condena más importante y severa que ha recibido un dirigente israelí desde la creación del país en 1948.

"El duro veredicto convierte la jornada de hoy en la más dramática en la historia de la justicia en Israel. Es una victoria de todas las mujeres y en concreto de las víctimas de agresiones sexuales", ha resumido la diputada laborista Shelly Haimovich.

Tras cinco años de investigaciones y lucha en el tribunal, que el 30 de diciembre le condenó, un abatido Katsav ha escuchado el castigo por graves delitos sexuales a varias secretarias cuando era ministro de Turismo (1996-1999) y posteriormente presidente. Un cargo, recordemos, que basa su fuerza básicamente en la representación y el honor. Podía ser peor para el ex presidente ya que la pena máxima por los delitos atribuidos es de 16 años. La sentencia incluye 7 años de cárcel, dos más en condicional y una indemnización de 100.000 shekels (20.000 euros). La aplicación de la sentencia se realizará al cabo de un mes.

Un caso 'sin precedentes'

En su intervención, el juez Khara afirmó que "el caso es muy grave y sin precedentes al tratarse de un ministro y presidente. El acusado no es la víctima sino el agresor". Katsav, de 65 años, interrumpió varias veces la lectura de la sentencia protestando ante lo que considera "injusticia". Sus abogados afirmaron que "desde hace tiempo, no sale de casa y ya ha sido suficientemente castigado y humillado".

"La sentencia debe ser clara y rotunda", dijo el juez ante un dirigente que en los 90 era "la estrella emergente" de la política israelí. Su meteórica ascensión se culminó con la sorprendente elección como presidente en la votación del Parlamento que le prefirió antes que al gran favorito, Simón Peres. Once años después, éste asiste desde la sede presidencial a la caída de Katsav.

"Es triste ver a tu presidente en la cárcel pero es importante comprobar que la democracia y la justicia son iguales para todos en Israel", afirma Eldad Yaniv, el abogado de la primera demandante. "No me importa cuantos años pasará en la prisión. No tengo ningún deseo de venganza sino de justicia. El día más importante fue cuando los jueces le culparon de los cargos", confesó la víctima de las dos violaciones.

'Lucharé hasta el final'

Horas antes del veredicto de esta mañana, Katsav dijo a sus allegados y familiares reunidos en su casa de la ciudad periférica de Kiriat Malaji: "Lucharé hasta el final para demostrar mi inocencia y que la verdad salga a la luz".

La joven- que inició el Caso Katsav cuando denunció haber sido violada mientras trabajaba en la sede presidencial- ha presentado una demanda civil contra su ex jefe y una indemnización de 2,5 millones de shekels (500.000 euros). La fiscalía decidió no incluir en el sumario sus denuncias. Según diversas cintas difundidas en los medios, la joven y el presidente mantenían una compleja relación íntima, lejos de la mirada de Gila Katsav, la sufrida esposa de un árbol caído.

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