lunes, 29 de agosto de 2011

Llevarán siamesas a EEUU para su posible separación .


Doris Pantaleón
Santo Domingo

“Tengo toda mi fe puesta en Dios”, dice con una sonrisa tímida Lisandra Sanati, madre de las siamesas María Teresa y Teresa María, quienes tienen maletas preparadas para partir este miércoles al hospital de niños de Richmond, en Virginia, Estados Unidos, donde serán sometidas a una última prueba para determinar si proceden a la cirugía de separación.

Las niñas, que nacieron unidas por el abdomen hace un año y cuatro meses, caminan toda la casa, comen todo lo que se le da, dicen mama, papá, los nombres de sus tres hermanos y la mayoría de las veces juegan entretenidamente, aunque con frecuencia hay que separarlas porque pelean, se muerden y se arañan el rostro una a otra.

Viajarán este miércoles junto a su madre, una hermana de ésta y una representante del Despacho de la Primera Dama, organismo a través del cual se gestiona todo lo relativo al proceso de separación y que desde su nacimiento se ha encargado de cubrir las necesidades de las infantes.

Las niñas habían hecho un primer viaje hace unos meses donde fueron evaluadas por un equipo de especialistas del Childrens Richmond Hospital. Las siamesas, nacidas en el hospital Luis Eduardo Aybar el ocho de abril del 2010, comparten el hígado y el intestino delgado, y su caso fue definido por médicos dominicanos como complejo.

En este viaje, explicó la madre, se quedarían en Estados Unidos por alrededor de tres meses. “Ahora le van a hacer otro estudio para ver si se pueden separar sin necesidad de hacerle un trasplante de hígado, y si se puede entonces la operan”.

María Teresa, la más pequeña de las dos, ayer lucía inquieta, estaba desesperada por su leche. Ella es la que más come, dice Lisandra, le preparo un biberón de leche y a veces se bebe también el de Teresa María, que pese a ello es más fuerte y robusta.

Dice que desde su nacimiento se han mantenido siendo niñas muy sanas, nunca se enferman, comen mucho y nada le hace daño.

Asegura estar muy contenta y esperanzada con el viaje a Estados Unidos, de donde está confiada en que Dios permitirá que la separen y que todo salga bien.

Las define como niñas felices, a veces amanecen peleando, pero por lo general se están riendo y jugando.

“Ellas llaman aquí a todo el mundo, a los hermanos, a los tíos, son muy inteligentes”, afirma su padre, Marino Tapia, quien ayuda a la madre en el cuidado de las infantes.

Lisandra asegura que la Primera Dama, Margarita Cedeño de Fernández, sigue encargándose de todo, de la leche, la alimentación, los pañales de las bebés y las atenciones médicas. “Mire yo no tengo como pagarle todo lo que ella ha hecho por nosotros, si no fuera así, no pudiera ni pensar en que mis niñas puedan ser separadas”, asegura la madre de la niña.

Además de las siamesas, la pareja tiene tres hijos más, el mayor de 17 años, otro de 10 y uno de cuatro años. Viven en una empobrecido sector conocido como Los Botados, en Boca Chica, donde, tras el nacimiento de las niñas, el Despacho de la Primera Dama le acondicionó la vivienda.

Desde que nacieron las siamesas, Cedeño de Fernández se mostró interesada en el caso y visitó a las recién nacidas y a su madre cuando todavía permanecían en el hospital Luis Eduardo Aybar.

Posteriormente, las siamesas fueron trasladadas al hospital infantil Robert Reid Cabral para recibir la atención.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que Dios y la Virgensita las protejan