jueves, 23 de junio de 2011

Yamasá no tiene donde enterrar a sus muertos.

Por Oscar Quezada/Elcaribe.com
“Yamasá tiene todos los problemas”. Con esta frase, Celestino de la Cruz comienza a narrar las precariedades que afronta ese municipio de la provincia Monte Plata. Este dirigente comunitario asegura que Yamasá no tiene siquiera un cementerio donde enterrar sus muertos.

Y tiene razón don Celestino. En Yamasá hay dos camposantos, pero los dos están llenos. Los comunitarios aseguran que la situación es tan crítica, que han tenido incluso que desenterrar cadáveres con poco tiempo de sepultados, para darle espacio a personas que han fallecido recientemente.

“Muchas veces, tenemos que enterrar uno sobre otro”, comenta Celestino. Para los munícipes de Yamasá, resolver este problema es un asunto de primer orden, dado que, apunta, no tener donde sepultar a un pariente fallecido agudiza aun más el dolor de su partida.

El último incidente motivado por la estrechez de los camposantos de Yamasá se produjo la semana pasada, cuando en medio de un ritual de sepultura los deudos del difunto se dieron cuenta de que el nicho donde reposaría su pariente estaba ocupado con un cadáver que tenía menos de 20 días de enterrado.

Las propias autoridades del pueblo cuentan que esta no es la primera vez que ocurren inconvenientes de este tipo. Aseguran que muchas veces tienen que enterrar cadáveres uno sobre otro, porque el espacio físico de estos cementerios hace mucho que se agotó. Solo los que tienen bóvedas familiares confrontan menos problemas. Los dos cementerios que ya no aguantan un muerto más fueron construidos en terrenos que miden 3 y 4 tareas respectivamente. El alcalde de ese municipio de 52 mil habitantes (conforme al censo del 2002) hace diligencias para construir un camposanto ajustado al crecimiento poblacional.

Julián Cruz Almonte calcula que, dado el número de defunciones que anualmente se producen en Yamasá, es menester edificar un cementerio con una amplitud de 50 tareas. Pero dicen que no tienen dinero suficiente y que por esta razón el proyecto de construcción está estancado.

El terreno donde se tiene proyectado construir el nuevo cementerio está situado en La Cuesta del Jobo, un barrio localizado al este de Yamasá. Celestino, quien preside la Junta de Desarrollo de Yamasá y la Cooperativa San José, explica que esta propiedad era del Consejo Estatal del Azúcar (CEA), aunque puntualiza que luego pasó a manos de Fomento Industrial con fines de instalar un parque de zona franca.

El ayuntamiento de Yamasá recibe 3.5 millones de pesos mensual. Cruz Almonte, principal autoridad municipal, asegura que este dinero es distribuido entre nóminas y cobertura del amplio legajo de demandas comunitarias, como la construcción y reconstrucción de puentes destruidos por los últimos aguaceros.

Es por esto que, además de solicitarle ayuda para construir un cementerio más grande, el síndico y las organizaciones de Yamasá piden al gobierno central que vaya en auxilio de algunas comunidades incomunicadas. Específicamente, Cruz Almonte entiende que el arreglo de caminos vecinales y puentes le corresponde al Ministerio de Obras Públicas.

Entre los puentes que presentan mal estado, está el que comunica a Yamasá con la comunidad El Recodo. Los que viven en este lugar tienen que buscar caminos alternos para poder llegar al pueblo. De las calles en avanzado deterioro, las principales son las que conducen a El Guineo, Hato Viejo, Majagua, Pantoja y la que comunica a Yamasá con el distrito municipal Don Juan.

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