domingo, 5 de julio de 2009

Fuerte tensión ante retorno de Zelaya a Honduras hoy


TEGUCIGALPA/Fuente: Prensa Libre, Guatemala .- El posible retorno del presidente depuesto Manuel Zelaya a Honduras, anunciado para hoy, ha caldeado los ánimos de sus seguidores y sus adversarios, y ha originado que la Iglesia Católica llame a evitar un derramamiento de sangre, mientras que el gobierno provisional asegura que lo capturará y el Ejército le pide que regrese hasta el 2010.

Zelaya regresará acompañado de "personalidades del hemisferio" aún por especificar, confirmó el ex embajador del país centroamericano ante la OEA, Carlos Sosa.

"Vamos a restaurar la paz en Honduras, vamos a restaurar la armonía entre los hondureños, es una misión pacífica", aseguró Sosa del viaje, del que no quiso especificar detalles más allá de que tendrá lugar en un avión "privado".

Según explicó en rueda de prensa, Zelaya partirá desde Estados Unidos hacia Honduras con el objetivo de llegar "hacia las 14:00-15:00 horas (local, o 20:00-21:00 GMT)" a un punto no especificado del país que "no necesariamente" tiene que ser Tegucigalpa.

Por el momento no se ha especificado quién formará parte de la comitiva que acompañará al derrocado mandatario en un viaje que no logró el consenso unánime de los países de la Organización de Estados Americanos (OEA) frente a la aprobación total de la suspensión de Honduras del organismo tras el golpe de Estado contra Zelaya hace una semana.

La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, dejó en el aire su hasta este momento anunciada participación en el viaje al declarar al término de la Asamblea General extraordinaria en Washington que "se acordó que sea la OEA quien acompañe al presidente Zelaya a Honduras".

Tampoco está claro qué hará su par ecuatoriano, Rafael Correa, quien se encuentra de camino a Washington.

El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, anunció que a primera hora de la mañana local en Washington se celebrará una reunión para "decidir quiénes van a ir".

Insulza reiteró que si se lo solicita Zelaya formará parte de la delegación acompañante, pero dejó claro que el retorno del mandatario a Honduras es una cuestión personal de Zelaya.

"Si es necesario que vaya, voy a ir", dijo Insula, quien subrayó que el viaje "no es una decisión de la OEA, es decisión del presidente".

Apoteósica bienvenida

Los seguidores de Zelaya se aprestan para darle hoy una apoteósica bienvenida. La demostración de lo que podría ser ese recibimiento la dieron ayer en Tegucigalpa miles de sus simpatizantes frente al aeropuerto Toncontín.

Luego de un recorrido de unos dos kilómetros, los manifestantes se apostaron en un bulevar frente al aeropuerto, cuyas instalaciones fueron resguardas por centenares de militares y policías, con francotiradores.

La manifestación frente al aeropuerto, de más de 10 mil personas, aunque según el dirigente campesino Rafael Alegría había 20 mil, se celebró sin incidentes.

Los seguidores de Zelaya portaban banderas del país, en azul y blanco; lo mismo que en rojo, negro y amarillo.

Los manifestantes se referían a Roberto Micheletti, presidente provisional, como “goriletti” o “pinochetti”, además de quemar neumáticos frente a centenares de policías que trataban de cuidar las instalaciones del aeropuerto.

Advertencia

Las autoridades hondureñas han advertido que detendrán a Zelaya nada más pise el país, ya que está acusado de abuso de autoridad, violación de los deberes de los funcionarios y traición a la patria, entre otros delitos.

Sin embargo, los detractores de Zelaya están convencidos de que el presidente depuesto no entrará mañana en el país.

La Unión Cívica Democrática exigió que el derrocado mandatario no regrese a Honduras, e indicó a los periodistas que “mañana —hoy— el pueblo le dirá no a Manuel Zelaya”.

El alcalde de Tegucigalpa, Ricardo Álvarez, quien además es presidente del Partido Nacional, primera fuerza de oposición, dijo que los hondureños “no deben permitir el regreso de Manuel Zelaya, porque ha violentado las leyes”.

Tensa calma

La capital hondureña vivió ayer también una tensa calma, con muchos comercios abiertos, aunque la mayor afluencia de compradores estaba en los supermercados y los bancos.

Una semana después del golpe de Estado, Tegucigalpa es una zona militarizada, donde un fuerte contingente castrense y policial antidisturbios resguarda las calles y edificios públicos.

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