viernes, 31 de julio de 2009

‘No quiero que me deporten’...


Nueva York /Gloria Medina/edlp— En la lucha por mantener unida su familia, una madre hondureña, a quien le habían suspendido temporalmente una orden de deportación y le quitaron el grillete electrónico, clamó ayer por ayuda para tener una representación legal en la próxima cita en inmigración y evitar ser deportada.
“En Inmigración me dijeron que tenía que llevar un abogado para reabrir mi caso o me iban a deportar”, dijo Paula María Leiva, de 31 años, quien asegura no tener dinero para pagar un abogado.
Leiva fue arrestada cuando cruzó la frontera en el 2004, junto a su Víctor que ahora tiene 8 años, pero no se presentó a Inmigración como lo requiere la ley. Cinco años después —el pasado 24 de enero— mientras dormían en su casa en Union City, Nueva Jersey, llegaron los agentes de Inmigración y la arrestaron junto a Wendy Castro, otra hondureña quien llegó al país en el 2005 y también tiene orden de deportación.
Los agentes se llevaron a Leiva y le pusieron un dispositivo electrónico en el tobillo con la orden de abandonar el país en el mes de marzo. “Pero mi niña mayor tenía que ser operada de una hernia umbilical y por eso me dieron una prórroga”, aseveró Leiva refiriéndose a Jossany, de 4 años, quien la adoptó simbólicamente bajo el programa ‘Adopta un Inmigrante’.
La iniciativa ‘Adopta un Inmigrante’ fue iniciada por la Coalición Latinoamericana Internacional (CLI) y pide que un estadounidense adopte simbólicamente a un indocumentado.
La medida fue presentada en su momento ante el Congreso por el senador demócrata Bob Menéndez bajo el nombre de “Acta de reencuentro de la familia”.

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