jueves, 22 de octubre de 2015

El hombre que les enseña a los niños a cultivar hortalizas en el Bronx.

Si alguien tuviera que elegir la ubicación menos probable para el lugar de nacimiento de una revolución educativa verde, bien podría apuntar al distrito del sur del Bronx, en la ciudad de Nueva York.
Es el barrio más pobre de Estados Unidos.
Allí, más del 40% de los residentes viven por debajo del umbral de pobreza definido por las autoridades federales.
Es oficialmente el lugar “menos saludable” para criar a los niños en el estado de Nueva York.
Y, sin embargo, aquí es donde el profesor de secundaria Stephen Ritz fraguó un proyecto de cultivo de alimentos con sus alumnos que se ha adoptado en las escuelas de Estados Unidos y más allá.
El proyecto de Ritz, llamado la Máquina Verde del Bronx (GBM, por sus siglas en inglés), produce una cosecha de frutas y verduras.
Éstas se cultivan en jardines verticales de alta tecnología, con paredes comestibles de frambuesas, columnas de col rizada y pepinos, barricadas de arándanos y brócoli.

Alimentar la mente

Ha cultivado más de 15.900 kilogramos de alimentos.
Parte de la cosecha alimenta a estudiantes y profesores; el resto se lo llevan a sus casas o se vende en mercados comunitarios de GBM.
Todo comenzó por accidente, y sus orígenes son parte de la leyenda.
agricultura urbana
El programa produce grandes cantidades de comida.
Ritz había estado trabajando como profesor de educación especial y decano de estudiantes en la Escuela Secundaria Walton, en el Bronx, cuando un día su clase recibió un regalo: una caja de 250 bulbos de narcisos.
“Tenía una clase de 17 niños, con problemas que incluían abuso de sustancias y antecedentes penales, niños marginados (…) Yo estaba tratando con problemas de disciplina, y estos bulbos parecían algo que los estudiantes podrían empezar a arrojarse entre ellos. No quería tener nada que ver con ellos. Puse la caja detrás de un radiador y me olvidé del asunto”.

Ideas que crecieron

Tiempo después hubo una “gran discusión” en el aula: “Parecía que iba de mal en peor”. Un estudiante se escondió detrás de un radiador y sacó lo que ahora era “una caja de plantas en flor”.
Stephen Ritz
Ritz sufría él mismo de sobrepeso.
El calor y el agua del radiador habían hecho florecer a los narcisos.
“Esto cambió todo. Los muchachos querían regalar flores a las chicas, y ellas querían hacer lo mismo con los chicos, algunos niños querían venderlos. Nos dimos cuenta entonces que pudiéramos crecer algo más grande”.
Ritz canalizó este entusiasmo en un proyecto, cultivar flores para jardines comunitarios ornamentales en algunas de los barrios más problemáticos de Nueva York.
“Plantamos 25.000 narcisos en toda la ciudad, fuimos a zonas de pandillas que yo nunca esperaba ver”.
Al mismo tiempo, Ritz era cada vez más consciente de la mala comida que tanto él como sus estudiantes consumían. Más de un tercio de sus alumnos procedían de hogares con “inseguridad alimentaria”.
Como señaló, para algunos jóvenes que era “más fácil obtener una pistola automática que un tomate orgánico”.

Obesidad infantil

La obesidad infantil era rampante. “Los niños estaban cada vez más gordos y enfermos. Tenía niños de sexto grado que pesaban 90 kilogramos. Yo no podía aceptar eso”.
Stephen Ritz
Stephen Ritz ha expuesto su idea en varios países.
El propio Ritz sufría de sobrepeso por comer demasiados “almuerzos de 99 centavos”.
Su reacción fue: “¡Esto es una locura! ¡Deberíamos cultivar alimentos; era una licencia para imprimir dinero!!!”.
Al principio, los cultivos se hacían al aire libre, rescatando parches abandonados de tierra alrededor de edificios habitacionales en mal estado. Los estudiantes prosperaron, y Ritz comenzó a bajar de peso.
Entonces la secundaria Walton fue clausurada y Ritz se encontró enseñando en la nueva Escuela Discovery en el mismo recinto.
Alrededor de ese tiempo descubrió los sistemas de cultivo de plantas en recintos cerrados y se dio cuenta de que estos podrían ser utilizados para llevar el proyecto a las aulas.
“Necesitaba el éxito que estaba teniendo al aire libre, pero adentro… Yo quería hacer algo mucho más replicable y escalable. Tenía sentido no estar limitado por el clima”.
Así nació la Máquina Verde del Bronx. Además de convertir aulas sombrías en unos bonitos jardines y proporcionar vitaminas muy necesarias para todos, los cultivos también tuvieron un impacto dramático en el rendimiento escolar....Fuente:BBC Mundo/EDLP

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