Rawalpindi (Pakistán), (EFE).- Inmerso en una ola de violencia insurgente, Pakistán conmemoró este domingo con distintos actos y homenajes por todo el país el segundo aniversario del asesinato de la ex primera ministra Benazir Bhutto.
Benazir siguió el camino de los mártires, dijo su viudo y actual presidente del país, Asif Alí Zardari, en un intenso discurso, tras visitar el mausoleo de Garhi Khuda Bakhsh, situado en el municipio meridional de Naudero, donde Bhutto está enterrada junto a varios de sus familiares.
Zardari y sus tres hijos, quienes anoche depositaron pétalos de rosa y rezaron ante la tumba de la fallecida líder, regresaron hoy acompañados de la cúpula del Partido Popular de Pakistán (PPP), en el Gobierno, al tiempo que miles de seguidores se congregaban en las inmediaciones bajo estrictas medidas de seguridad.
En su comparecencia, transmitida por las cadenas del país, Zardari declaró que "las ideas" del PPP "nunca morirán" e hizo un repaso a los logros, en su opinión, conseguidos por la formación desde su retorno al poder en marzo de 2008.
"Hemos hecho nuestra la guerra contra el terrorismo", dijo el jefe de Estado, quien abogó por continuar con la lucha contra la insurgencia para evitar que Pakistán se convierta en "otro Irak, Afganistán o Somalia".
El aniversario de la muerte de Bhutto ha coincidido en esta ocasión con la víspera de la festividad de "Ashura", el día más importante del mes sagrado del Muharram, que estos días es celebrado con fervor por la minoría musulmana chií, motivo por el cual las autoridades han ordenado extremar las medidas de seguridad.
La ex primera ministra falleció al término de un mitin político el 27 de diciembre de 2007 en un atentado suicida que fue precedido de disparos en el parque de Liaquat de la ciudad de Rawalpindi, vecina a Islamabad.
Dos años después del ataque, ni las autoridades paquistaníes ni la ONU han conseguido descifrar las circunstancias de su asesinato, mientras el PPP cierra filas en torno a Zardari, quien copreside la formación a la espera de que su hijo Bilawal finalice sus estudios y recoja el testigo.
"Son tiempos difíciles, tenemos que hacer frente al terrorismo pero no tiraremos la toalla. El partido está unido y Bilawal será un gran líder", explicó a Efe Mirza Mohamed Jehadi, un consejero presidencial, que acudió a Rawalpindi a depositar flores en honor a Benazir.
En el parque de Liaquat, entre olores a incienso, retratos de la fallecida líder y banderas tricolores (verde, roja y negra) del PPP, cientos de personas gritaban vivas a Bhutto.
Algunos seguidores de la primera mujer que ocupó la jefatura de Gobierno en un país musulmán quemaron neumáticos y clamaron soflamas contra el ex general y anterior presidente paquistaní Pervez Musharraf.
Tanto Musharraf como parte de la cúpula militar y gubernamental de entonces son todavía objeto de teorías conspiratorias, que también han llegado a salpicar a algunos cargos del PPP como el actual titular de Interior, Rehman Malik.
"Malik era su jefe de seguridad, pero poco antes del ataque se fue del lugar de los hechos y Bhutto, que siempre llevaba dos coches, uno de ellos vacío por precaución, se quedó sólo con uno por orden suya", dijo a Efe Mohamad Aslam, un abogado que fue responsable de protocolo de la ex primera ministra y que ha presentado una denuncia contra el ministro.
Aslam, quien resultó herido en el atentado que acabó con la vida de Bhutto, aseguró apesadumbrado: "Benazir era la líder, ahora vamos escasos de personas capaces de asumir las riendas de este país. Quizás necesitemos 20 años para encontrar a alguien que pueda estar a su altura".
Pakistán se enfrenta a una insurgencia talibán que está llevando la guerra a las ciudades, con constantes atentados que han causado miles de muertos en los últimos dos años.
Al menos seis personas murieron hoy en un ataque contra la vivienda de la máxima autoridad política de la demarcación tribal de Kurram, fronteriza con Afganistán.
La acción se enmarca en una ola de violencia que en los últimos tres meses ha causado la muerte de más de 600 personas en unos 40 atentados terroristas, la mayoría reivindicados por los extremistas a los que el Ejército combate en varias áreas del conflictivo noroeste del país.
Autor: Igor G. Barbero
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