Los ejecutados, todos con un disparo en la cabeza, fueron identificados como Fernando González; su hijo Carlos Rodríguez y el hijo de éste . El homicida fue identificado como Héctor Quiñones, quien había estado en la cárcel con Rodríguez (padre) por narcotráfico, según el record policial.
La mujer, esposa de Carlos y de nombre Giselle Rodríguez, fue alcanzada en la cabeza por una de las balas y se encuentra en estado crítico pero estable.
Los Rodríguez (padre e hijo) fueron sindicados como dominicanos por vecinos del área pero en la oficina de prensa de la Policía dijeron anoche que no podían confirmar las nacionalidades de los muertos. Del abuelo, dijeron que era cubano.
Las autoridades informaron que hallaron una importante cantidad de cocaína y otra menor de heorína en una caja que estaba en la escena de los homicidios, por lo que los investigadores creen que se trató de un ajuste de cuentas.
Los investigadores dijeron que el asesino forzó la puerta de entrada de la vivienda para cometer los asesinatos, armado de una pistola calibre .380. La mujer herida y su hija Lyanis (27) encontraron los cadáveres en un charco de sangre al regresar de compras y cuando todavía el homicida estaba dentro del apartamento.
Se explicó que el matador llevaba guantes de latex debajo de los de cuero para no dejar hullas dactilares en la escena.
El asesino reaccionó cuando al parecer escuchó el tintinear de las llaves en la cerradura, esperó que ambas entraran y agachado, le disparó primero a la esposa de Rodríguez. Cuando se disponía a liquidar a la hija de ésta, resbaló y cayó.
Una de las mujeres subió al techo y pidió auxilio a trabajadores de la construcción que laboraban allí y llamaron a la policía que llegó en minutos y cuando el asesino notó que los oficiales estaban tumbando la puerta, huyó hacia la cocina, donde trató de escapar por una ventana.
Rodríguez padre tiene un largo prontuario criminal que incluye condenas por drogas y posesión de armas de fuego.
Al matador, la policía lo calificó como un criminal de carrera que había sido dejado en libertad bajo palabra el 11 de agosto de este año después de cumplir varios años por asalto agravado y porte ilegal de un arma de fuego. En el 2002, negoció con los fiscales una acusación de asesinato por la de homicidio.
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