martes, 22 de diciembre de 2009

Cárcel para el hijo de Brooke Astor, la gran dama de Nueva York.


NUEVA YORK/HOLA.COM - Anthony Marshal, de 86 años de edad, ha sido acusado de 16 cargos por un jurado popular, y condenado a pasar entre 1 y 3 años en la cárcel, por aprovecharse de su madre y de su delicada salud con el fin último de saquear su fortuna.

La que fuera la gran dama de Nueva York, famosa por su enorme labor filantrópica en la ciudad de los rascacielos, sufrió durante sus últimos años de vida una fuerte enfermedad que le impidió estar al frente de su dinero. Es cuando su hijo, Anthony Marshall, comenzó a llevar sus cuentas y a desviar ciertos fondos para su bolsillo.

Tampoco compartía el amor de su madre pos los demás, y junto a su abogado, el también imputado Francis Morrisey, falsificaron la firma del testamento de Brooke Astor para eliminar las donaciones que la anciana hizo tanto al Museo Metropolitano como a la Sociedad Zoológica de Nueva York.

Según la acusación, Marshall también robó valiosas piezas de arte de la casa de su madre e incluso le obligó a vender varias propiedades alegando que tenían problemas de dinero.

El juicio celebrado entre septiembre y octubre de este año, ha sido uno de los más seguidos por la opinión pública neoyorquina. El desfile de testigos, amigos de Brooke Astor que quisieron declaran a favor de la anciana comprendía a gran parte de la alta sociedad americana, como Annette de la Renta, mujer de Oscar de la Renta, Henry Kissinger o incluso David Rockefeller. Todos ellos, junto al hijo del propio Marshall, Phillip, fueron los que destaparon esta situación, que finalmente ha podido disiparse.

Brooke Astor murió en noviembre de 2007, a los 105 años de edad. Según el testimonio de su nieto e hijo de Anthony Marshall, Phillip, su abuela vivió sus últimos años de vida engañada por su hijo Anthony, hasta el punto que la obligaba a dormir sin calefacción y que incluso le vació las paredes de numerosas obras de arte.

La gran dama de Nueva York, donó en vida cerca de 200 millones de dólares a distintas organizaciones de caridad e instituciones de la ciudad de Nueva York. Su nombre no se verá manchado por esta polémica, que se ha resuelto en los tribunales.

Algo parecido ocurrió años atrás en Nueva York, cuando en el año 2000, Anthony Marshall se convirtió en beneficiario de Elizabeth von Knapitsch, que falleció de alzhéimer y le dejó 11 millones de dólares.

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