Ginebra, (EFE).- La Organización
Mundial de la Salud (OMS) estima que si los impuestos sobre el tabaco se
incrementasen un 50 % se reduciría en tres años el número de fumadores
en 49 millones y se le salvaría la vida a 11 millones de personas.
Con ocasión de que mañana se conmemora el Día
Mundial contra el Tabaco, la organización reveló que de esos 49
millones, 38 millones serían adultos que abandonarían el hábito de
fumar, mientras que 11 millones restantes serían jóvenes que no se
convertirían en nuevos fumadores.
"Aumentar los impuestos del tabaco es la manera
más efectiva y menos costosa de reducir el consumo y salvar vidas", ha
dicho a este respecto la directora general de la OMS, Margaret Chan.
El consumo de tabaco es considerada la principal causa de muerte que puede evitarse.
Anualmente, seis millones de personas mueren por causas relacionadas al tabaquismo, de las cuales 600.000 son fumadores pasivos.
La OMS considera que, si no se actúa con prontitud
y eficacia, para 2013 unas ocho millones de personas morirán anualmente
por el consumo de tabaco, el 80 % de ellas en países de ingresos bajos y
medios
El Día Mundial sin Tabaco se dedica este año a los
esfuerzos por concienciar a los gobiernos sobre la importancia crucial
que tienen los impuestos sobre el consumo de tabaco y, por ende, sobre
la salud.
Está demostrado que con el aumento de los
impuestos algunos fumadores dejan totalmente de fumar: algunos jóvenes
no empiezan a consumir; y los que no lo dejan, en muchos casos reducen
el consumo.
"El aumento de precios es tres veces más eficaz
entre los jóvenes que entre los adultos", según Douglas Bettcher,
director del departamento de prevención de las enfermedades no
transmisibles de la OMS.
"Cuando los impuestos al tabaco suben, las muertes y las enfermedades bajan", sentenció.
Los beneficios para la salud son casi inminentes
tras dejar de fumar: sólo 12 meses después de haber abandonado el vicio,
el riesgo de un ataque al corazón se reduce a la mitad; y tras diez
años sin fumar, el riesgo de cáncer disminuye en la misma proporción.
Según un reciente estudio del "The New England
Journal of Medicine", el incremento en un 50 % en el precio del tabaco
puede reducir el consumo en un 20 %, tanto en países en desarrollo como
desarrollados.
Por su parte, la OMS calcula que si el precio del
tabaco se aumenta en 10 %, el consumo se reduce un 4 % en los países
desarrollados y un 5 % en los países de ingresos bajos y medios.
Además, la OMS estima que si todos los países
incrementasen los impuestos sobre el tabaco en un 50 % por paquete, se
obtendrían globalmente ingresos extra de 101.000 millones de dólares
(74.156 millones de euros).
Uno de los ejemplos más claros es el de Brasil: el
precio medio de los cigarrillos se incrementó más del doble de 2006 a
2013 y como resultado, las ventas cayeron de 5.600 millones de paquetes a
3.800 millones.
En el mismo periodo, el número de fumadores
disminuyó de 21,4 millones a 17,1 millones, y los ingresos aumentaron de
3.500 millones de reales (1.148 millones de euros) a 5.100 millones de
reales (1.673 millones de euros).
Ante esta evidencia empírica, la OMS ha decidido
apostar por abogar contundentemente porque los países aumenten los
impuestos al tabaco para incrementar los ingresos de las arcas públicas
y, al mismo tiempo, reducir los gastos en salud pública.
Finalmente, la OMS recuerda que la industria del
tabaco "inventa mitos" para intentar frenar el aumento de impuestos
porque sabe que le afecta muy negativamente.
Los investigadores de la OMS aseguran, en este
sentido, que la subida de impuestos no implica incremento del
contrabando, tampoco disminuye los ingresos porque la caída de la ventas
es menor que lo obtenido por el aumento del precio, ni reduce la
actividad económica porque lo gastado previamente en tabaco se invierte
en otro ámbito de la economía.
Por Marta Hurtado
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