lunes, 9 de agosto de 2010

Indocumentadas visten a la ‘migra’.

Claudia Núñez/Enviada especial

TUCSON, Arizon - Las manos de mujeres indocumentada trabajan a marchas forzadas confeccionando los uniformes de los agentes de la patrulla fronteriza y la guardia nacional que a partir del mes entrante comenzarán patrullarán la frontera de Arizona.

Los pedidos a los talleres de costura de Phoenix y Tucson, ciudades que han llevado la batuta en el combate de la inmigración indocumentada, llegan con ordenes de 100 a 200 uniformes para destinarse entre agentes federales, así como oficial locales.

Las maquinas de costura trajinan incluso sábados y domingos. Los rollos de tela y accesorios de camuflaje, pasan por las manos de jóvenes costureras, la gran mayoría procedente de México y cuyo salario es de 10 dólares por hora.

“Aquí casi todos, hombres o mujeres somos indocumentados”, recalca la administradora de uno de los talleres que visitó La Opinión y concesionados para la fabricación de las vestimentas.

“Sudo frío cuando llegan los migras a la fabrica y no mas me encomiendo a Dios. Levanto la cabeza y pienso que no soy ninguna criminal, no estoy haciendo nada de lo que me avergüence, no mas trabajar honestamente para mi familia”, explica una de las entrevistadas por este diario, cuya identidad pidió que no se revelara por temor a ser deportada.

En vísperas de la Segunda Guerra Mundial, la Enmienda Berry (1941) fue establecida para asegurar la entrega de uniforme y alimentos a los cuerpos de defensa nacional y exige que ambos artículos se produzcan exclusivamente en los EE.UU.

Sin embargo, la medida no establecía que todos los insumos o la mano de obra fuera de carácter local.

Hasta el año pasado, la gran mayoría de las vestimentas de los agentes que patrullan la franja fronteriza eran fabricados en México.

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