viernes, 6 de agosto de 2010

Niñas vuelven a las calles a vender flores


Arlene Reyes Sánchez
listindiario.com
Santo Domingo

Unas ojeras y cabellos empajonados describen la imagen de Mariana (nombre retocado), una de las niñas que en el 2008 fue rescatada de las calles por el Consejo Nacional para la Niñez y la adolescencia (Conani), luego de una publicación en este diario que daba cuenta del peligro al que se enfrentaba cada día.

Nueva vez se percibe su desaliento e inconformidad con la vida que lleva, y no solo ella, sino también sus cinco hermanas. En aquel reportaje se nombraron a tres de ellas, hoy la realidad es que son cinco niñas y un niño de una familia los que vagan por las calles. Mariana es la tercera hija.

“Quisiera regresar al Conani, allá no tenía mala noche y era mejor estudiante en la escuela”, confiesa con la mirada perdida.

La pequeña de apenas diez años de edad dice vivir en Villa Mella junto a su abuela y hermanos, localidad en la cual asiste a una escuela pública.

“Mi sueño es ser doctora, quiero sanar a los que sufren dolor”, manifiesta la niña vendedora de flores.

Al preguntarle a la buhonera infantil, dónde consigue la abuela las flores que venden, expresa: “en el Mercado Modelo”.

Estos angelitos han vuelto a vagar por las calles a altas horas de la noche, vestidas con ropa de tirantes en noches frías y con el aroma de inseguridad.

L.D.-¿Regresan ahora más temprano a casa? “No. Nos vamos cuando cierran las discotecas”.

L.D.-¿Qué razones da tu abuela para que trabajen? “Ella dice que quiere que nos mudemos al centro de la ciudad para tener mejores condiciones de vida y que que trabajar duro”.

Historial
En el 2008 las niñas fueron ingresadas en el programa “Hogares de Paso” del Conani.

Este proyecto ofrece acogida provisional a niños y adolescentes en riesgo personal y/o social. Son infantes que han roto su vínculo socio-afectivo familiar o que aún manteniendo dicha relación sienten que representan una amenaza temporal para su desarrollo por razones de desamparo, violencia física y maltrato emocional. Esto requiere el auxilio del Estado.

“Debo irme. Pero, ¿Podrías darme tu número? No puedo hablarte mucho y tengo prohibido que me hagan fotos. Toma estas rosas, una para ti y otra para tu amiga”, con tristeza en sus ojos y mordiendo sus labios, así se despide Mariana.

L.D.- ¿No te castigan si te faltan flores o dinero? “No, ella no se dará cuenta. Gracias por venir”.

“Esas niñas sólo dejaron de venir unos meses y volvieron a traerlas”, dice Julio Pérez, uno de los empleados del Mercado Modelo.

Situación infantil
Unicef, en su página de Internet archiva los datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil/Santo Domingo; Secretaría de Estado de Trabajo, 2000, los cuales arrojan lo siguiente:

“En República Dominicana, el índice de trabajo infantil y el abuso y explotación sexual comercial de niños entre 6 y 12 años de edad implican situaciones de violación severa de sus derechos. La Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI), realizada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el 2000, indica que cerca del 66% de los niños que trabajan (436,000) tiene entre 5 y 14 años; y que el 42% de esa población ingresó al mercado laboral antes de los diez años.

La edad temprana de inicio en el trabajo infantil compite con la asistencia a la escuela y el rango de peligrosidad del mismo expone a muchos niños y niñas a situaciones que ponen en peligro su salud, educación e integridad personal”.

Generalmente, estos niños y niñas salen a trabajar a las calles pensando que es la única opción para subsistir y, en muchas ocasiones, por sentirse en la obligación de ayudar a sus familiares adultos, o complacer sus pedidos de que les lleven algo de dinero. Cuando se trata de niñas, el peligro ante delincuentes y/o violadores sexuales se duplica.

CUANDO LAS FLORES SE VAN MURIENDO...
Mariana y sus otras cuatro hermanas venden flores en el mismo lugar donde fueron recogidas en el año 2008: en la Plaza Andalucía, justo en el corazón de la avenida Abraham Lincoln de Santo Domingo.

Sin embargo, al hacer una llamada telefónica al Conani, por ser el medio que dio respuesta a la situación, se encontró que las niñas son “supervisadas” por el abogado Juan Ramón Sánchez (labora para la entidad ), quien manifestó que “hace un mes que no las visito”.

Éste desconocía que habían vuelto a las calles. No obstante, al comunicarnos con él prometió ir a investigar.

Previo a esta comunicación quedamos a la espera de la asistencia del doctor que trabajó con las pequeñas al momento de ingreso en el mencionado programa.

Al parecer, estas niñas y otros infantes de la sociedad siguen asumiendo trabajos diseñados para adultos, porque no encuentran respuestas más allá de tener un albergue, ropa limpia y comida. Mariana y sus hermanas quisieran dejar esa vida que llevan y ser como las demás niñas de su edad, cuya suerte las acompaña.

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