HUNSTVILLE.- El mexicano Ramiro Hernández enfrentó la inyección letal
pidiendo perdón a la familia de la víctima Glen Ernst Lich. Se despidió
diciendo que "amaba a su familia" y diciendo "que fue feliz hasta el
final", también dijo que "Dios es el único testigo de lo que pasó esa
noche".
"Gracias Dios estoy yendo contigo", esas fueron sus últimas palabras. El mexicano pasó sus últimas horas de vida limpiando sus zapatillas, hablando con su familiares, en particular su hermano Jorge y comiendo magdalenas de chocolate. Esa fue la manera en que escogió vivir para luego morir.
Su última visita fue uno de sus hermanas y se registró a las 11:15AM. Tras eso fue trasladado a la Unidad de las Paredes en la Prisión de Huntsville.
La inyección del anestésico Pentobarbital entró a sus venas a las 6:17PM, 11 fueron los minutos de agonía hasta dar un respiro final. Según el vocero de la prisión de Huntsville, Jason Clark "no hubo señales de dolor y Hernández quedó inconsciente casi de inmediato". Su hermano Jorge será quien recoja su cuerpo, con el destino final de Tamaulipas.
Cuando faltaban pocos minutos para la ejecución, algunas personas en contra de la pena de muerte, comenzaron a protestar y pidieron el fin de esta práctica que en Texas ha cobrado 513 vidas desde su inicio.
“¡Paren las ejecuciones!! ¡es barbárico!! alegaban manifestantes de Texas Death Penalty Abolition Movement. “Lo que pasará es un crimen, este chico no tuvo una oportunidad en la vida, creció en un basurero”, comentó Gloria Rubac, vocera de la organización.
Hernández le escribió una carta en noviembre pidiéndole que la viniera a visitar. Rubac cuenta que la misiva estaba escrita en español y que él se sentía solo, pero el documento no le llegó hasta febrero y nunca pudieron concretar un encuentro.
“Me explicó que su familia no tenía dinero y no venían a verlo muy seguido”, dijo.
Yanci Escobar tiene un motivo muy personal para estar protestando. Su esposo Juan Balderas está condenado a muerte por el asesinato de Eduardo Hernández ocurrido en 2005 en Texas.“Hace dos semanas que no he podido verlo. Él no es culpable, apenas el 14 de marzo pasado lo sentenciaron, estuvo esperando por ocho años un juicio”, comentó. “Es difícil pensar en la condición en que lo tienen, ni siquiera a los animales los tratan así”. Grupos a favor de la pena de muerte y en este caso, de la víctima, el profesor Glen Ernst Lich, no se habían presentado en el lugar.
Cerca de las 6:03 PM los testigos de la ejecución llegaron al lugar. En un clima de silencio y cautela ingresaron al edificio, escoltados por funcionarios del Departamento de Justicia Criminal de Texas.
"Gracias Dios estoy yendo contigo", esas fueron sus últimas palabras. El mexicano pasó sus últimas horas de vida limpiando sus zapatillas, hablando con su familiares, en particular su hermano Jorge y comiendo magdalenas de chocolate. Esa fue la manera en que escogió vivir para luego morir.
Su última visita fue uno de sus hermanas y se registró a las 11:15AM. Tras eso fue trasladado a la Unidad de las Paredes en la Prisión de Huntsville.
La inyección del anestésico Pentobarbital entró a sus venas a las 6:17PM, 11 fueron los minutos de agonía hasta dar un respiro final. Según el vocero de la prisión de Huntsville, Jason Clark "no hubo señales de dolor y Hernández quedó inconsciente casi de inmediato". Su hermano Jorge será quien recoja su cuerpo, con el destino final de Tamaulipas.
Cuando faltaban pocos minutos para la ejecución, algunas personas en contra de la pena de muerte, comenzaron a protestar y pidieron el fin de esta práctica que en Texas ha cobrado 513 vidas desde su inicio.
“¡Paren las ejecuciones!! ¡es barbárico!! alegaban manifestantes de Texas Death Penalty Abolition Movement. “Lo que pasará es un crimen, este chico no tuvo una oportunidad en la vida, creció en un basurero”, comentó Gloria Rubac, vocera de la organización.
Hernández le escribió una carta en noviembre pidiéndole que la viniera a visitar. Rubac cuenta que la misiva estaba escrita en español y que él se sentía solo, pero el documento no le llegó hasta febrero y nunca pudieron concretar un encuentro.
“Me explicó que su familia no tenía dinero y no venían a verlo muy seguido”, dijo.
Yanci Escobar tiene un motivo muy personal para estar protestando. Su esposo Juan Balderas está condenado a muerte por el asesinato de Eduardo Hernández ocurrido en 2005 en Texas.“Hace dos semanas que no he podido verlo. Él no es culpable, apenas el 14 de marzo pasado lo sentenciaron, estuvo esperando por ocho años un juicio”, comentó. “Es difícil pensar en la condición en que lo tienen, ni siquiera a los animales los tratan así”. Grupos a favor de la pena de muerte y en este caso, de la víctima, el profesor Glen Ernst Lich, no se habían presentado en el lugar.
Cerca de las 6:03 PM los testigos de la ejecución llegaron al lugar. En un clima de silencio y cautela ingresaron al edificio, escoltados por funcionarios del Departamento de Justicia Criminal de Texas.
Se agotaron los recursos legales
La
última instancia legal que podría haber suspendido la ejecución de
Hernández era una decisión de última hora en la oficina del gobernador
Rick Perry, pero la llamada nunca llegó.
De las 513 ejecuciones que se han realizado en Texas desde el inicio de esta práctica, 274 se han realizado bajo la Administración de Perry. Actualmente hay 274 personas condenadas a muerte en el estado, de ellos 70 son latinos. Desde 1982 hasta ahora se han ejecutado 90 latinos en Texas.
La defensa legal de Hernández utilizó varios recursos para detener la ejecución sin éxito. El fuerte de sus argumentos se basó en que el mexicano tenía retraso mental. En 2002 la Corte Suprema determinó que no se puede ejecutar a personas con este tipo de discapacidad, pero dejó a los estados la responsabilidad de determinar el criterio para definirla.
Según una declaración de sus abogadas existe “evidencia abundante, que incluye numerosos resultados de cociente intelectual (IQ) en el rango de retraso mental, documenta la discapacidad de Hernández”.
Pero al preguntarle a su hermano Jorge si él coincidía con esto, respondió que no podía emitir una opinión al respecto y que eso dependía del diagnóstico de especialistas”.
De las 513 ejecuciones que se han realizado en Texas desde el inicio de esta práctica, 274 se han realizado bajo la Administración de Perry. Actualmente hay 274 personas condenadas a muerte en el estado, de ellos 70 son latinos. Desde 1982 hasta ahora se han ejecutado 90 latinos en Texas.
La defensa legal de Hernández utilizó varios recursos para detener la ejecución sin éxito. El fuerte de sus argumentos se basó en que el mexicano tenía retraso mental. En 2002 la Corte Suprema determinó que no se puede ejecutar a personas con este tipo de discapacidad, pero dejó a los estados la responsabilidad de determinar el criterio para definirla.
Según una declaración de sus abogadas existe “evidencia abundante, que incluye numerosos resultados de cociente intelectual (IQ) en el rango de retraso mental, documenta la discapacidad de Hernández”.
Pero al preguntarle a su hermano Jorge si él coincidía con esto, respondió que no podía emitir una opinión al respecto y que eso dependía del diagnóstico de especialistas”.
El futuro para otros mexicanos
Las ejecuciones de mexicanos en Texas están profundizando una herida entre los gobiernos de México y Estados Unidos. En 2004, la Corte Internacional de Justicia determinó
que las cortes estadounidenses deben revisar el proceso y sentencia de
los ciudadanos mexicanos para determinar si la asistencia consular
hubiera hecho alguna diferencia en sus fallos.
Esto luego que Ramiro Hernández al igual que otros 51 mexicanos detenidos en Estados Unidos se agruparan en el “caso Avena”.
En 2008 con el caso “Medellín versus Texas” la Corte Suprema determinó que el Congreso debe aprobar legislación para implementar este fallo, lo que no ha ocurrido. Actualmente quedan ocho mexicanos esperando la inyección letal en Texas, que estuvieron incluidos en el caso Avena. .....Fuente:EDLP/Por:Antonieta Cadiz
Esto luego que Ramiro Hernández al igual que otros 51 mexicanos detenidos en Estados Unidos se agruparan en el “caso Avena”.
En 2008 con el caso “Medellín versus Texas” la Corte Suprema determinó que el Congreso debe aprobar legislación para implementar este fallo, lo que no ha ocurrido. Actualmente quedan ocho mexicanos esperando la inyección letal en Texas, que estuvieron incluidos en el caso Avena. .....Fuente:EDLP/Por:Antonieta Cadiz
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