Fuente:nuticion.pro.-Si bien, el embarazo supone un aumento en la necesidad de la mayoría de los nutrientes, sobre todo en el segundo y tercer trimestres a causa del acelerado crecimiento del feto, casi todas las vitaminas y minerales indispensables se encuentran en los alimentos corrientes, siempre y cuando la dieta sea balanceada de acuerdo con el principio de la pirámide.
La única excepción es el hierro, ya que las necesidades impuestas por el cambio
en el volumen de los glóbulos rojos y la masa celular de la madre y los
niveles de hemoglobina y de reserva de hierro en el hígado del feto
hacen que sea indispensable que la mujer reciba un suplemento de 30 mg
diarios de hierro ferroso, comenzando a las doce semanas delembarazo(los suplementos de hierro pueden ser mal tolerados antes de este tiempo a causa de las náuseas).
Si la madre
no satisface estas necesidades, las reservas de hierro fetales no
sufren mengua, pero las de la madre sí se ven afectadas en gran medida,
de donde puede provenir una anemia por falta de este mineral, que la
pone en alto riesgo de sufrir un serio problema en caso de una
hemorragia en elpartoo después de éste. La mayoría de los médicos sugieren que se continúe la suplencia de hierro durante lalactanciamaterna, bajo el supuesto de que, para el organismo femenino, la fabricación de la leche es casi tan exigente como elembarazomismo en términos de las reservas de hierro.Otro efecto de las preparaciones de sales ferrosas que se usan para la suplencia de este mineral durante elembarazoy
que vale la pena advertirles a las madres para que no se preocupen, es
la coloración verde negruzca que dan a la materia fecal. En algunas
mujeres el suplemento ferroso puede aumentar el problema del
estreñimiento tan usual durante la gestación. En este caso, hay que
advertirles que deben aumentar su consumo de fibra y líquidos y
recomendarles que hagan ejercicio.
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