Fuente:nutricion.pro.-La valoración nutricional de los fritos
depende en gran medida de la grasa utilizada y de como se haya realizado
la fritura, pero se puede decir que se incrementa notablemente el valor calórico debido a la absorción de la grasa de fritura por parte del alimento.
Los alimentos pueden freírse crudos, enharinados, rebozados o empanados. En estos casos, al valor calórico de los ingredientes incorporados hay que añadir el de la grasa de la fritura que absorba la cobertura, que puede llegar a ser importante.
Lo aconsejable es introducir el alimento
cuando esté el aceite bien caliente (no quemado) para provocar una
rápida deshidratación en la superficie del alimento y la formación de
una especie de costra que reduzca la salida de agua y otros componentes,
y así limite la penetración de grasa o aceite. En contra de lo que se
cree, en la fritura, al ser un proceso rápido, las pérdidas
nutricionales son mínimas, así por ejemplo unas patatas fritas retienen
más vitamina C que las hervidas.
La fritura también tiene una parte negativa, ya que se producen reacciones de oxidación que afectan sobre todo, a la grasa y a algunas vitaminas.
La oxidación de las grasas genera compuestos indeseables como
peróxidos y radicales libres, que en cantidades elevadas tienen
significación toxicológica. Estos compuestos aparecen más en los aceites
reutilizados que en los que se usan por primera vez.
Usar aceite de oliva para freír tiene claras
ventajas; favorece la formación de la costra superficial y mejora la
textura porque reduce la pérdida de agua y limita la absorción de
aceite. Además, su mayor contenido en vitamina E protege al aceite y al
alimento de la oxidación.
En definitiva, la fritura
modifica el valor nutritivo de los alimentos, pero no porque cause una
pérdida de nutrientes naturales sino porque sobre todo, provoca un
incremento de grasa y de valor calórico. Si está bien hecha y con aceite
de oliva, es una técnica culinaria perfectamente aconsejable en una dieta sana, aunque no debe abusarse de ella.
miércoles, 18 de julio de 2012
La valoración nutricional de los fritos depende en gran medida de la grasa utilizada y de como se haya realizado la fritura, pero se puede decir que se incrementa notablemente el valor calórico debido a la absorción de la grasa de fritura por parte del alimento. Los alimentos pueden freírse crudos, enharinados, rebozados o empanados. En estos casos, al valor calórico de los ingredientes incorporados hay que añadir el de la grasa de la fritura que absorba la cobertura, que puede llegar a ser importante. Lo aconsejable es introducir el alimento cuando esté el aceite bien caliente (no quemado) para provocar una rápida deshidratación en la superficie del alimento y la formación de una especie de costra que reduzca la salida de agua y otros componentes, y así limite la penetración de grasa o aceite. En contra de lo que se cree, en la fritura, al ser un proceso rápido, las pérdidas nutricionales son mínimas, así por ejemplo unas patatas fritas retienen más vitamina C que las hervidas. La fritura también tiene una parte negativa, ya que se producen reacciones de oxidación que afectan sobre todo, a la grasa y a algunas vitaminas. La oxidación de las grasas genera compuestos indeseables como peróxidos y radicales libres, que en cantidades elevadas tienen significación toxicológica. Estos compuestos aparecen más en los aceites reutilizados que en los que se usan por primera vez..
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