miércoles, 7 de octubre de 2009

Abusadas sexualmente por el jefe.


BRANCHBURGH, NUEVA JERSEY/CRISTINA LOBOGUERRERO/EDLP — Varias mujeres se armaron de valor y relataron como diariamente se enfrentaban al acoso sexual de su abusivo jefe que las amenazaba con despedirlas sino accedían a sus demandas.

Además de la necesidad económica, muchas de estas víctimas de acoso sexual laboral, son inmigrantes indocumentadas que no tienen opción de cambiar de empleo debido a lo difícil que se hace conseguir uno.

Para Rosa (no su verdadero nombre), de 15 años y que llegó de Guatemala hace dos con la esperanza de que podría tener un futuro mejor, su sueño quedó truncado al caer en las garras de un supervisor que constantemente la acosó hasta obligarla a mantener relaciones sexuales con él.

Su miedo e impotencia, por ser indo cumentada y desconocer el idioma, la hi cieron mantener silencio por espacio de un año. Pero al ser despedida, se armó de valor y decidió denunciar a su agresor.

“Siempre me decía que podía llamar a inmigración y a él no le harían nada porque tenía documentos”, asegura la joven en medio de sollozos.

Rosa no es la única que se queja de los acosos del sujeto de origen peruano. A Elizabeth (no su verdadero nombre), una salvadoreña de 26, también la empezó a acosar en el verano del 2008.

“Comenzó a decirme que yo era muy bonita, que debía dejarme querer” asegura la joven.

Sandra (no su verdadero nombre), otra víctima, de 34 años y originaria de Guatemala, que se desempeñaba al igual que sus otras compañeras en oficios varios, señaló: “me tocó cuando subía las escaleras, trató de meterme la mano dentro de mi pantalón, pero pude salir corriendo”.

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