Autor: Miguel Cruz TejadaNUEVA YORK._ El abogado, la madre y otros parientes de la joven dominicana Yendy Medina, quien murió arrollada por un vehículo propiedad de la aerolínea Delta mientras trabajaba en limpieza de aviones en el aeropuerto La Guardia, contratada por la empresa Armark. La demanda, informó el abogado Ralph DeSimone, fue radicada ayer lunes en la Corte Federal de Brooklyn y reclama compensación millonaria por daños punitivos, responsabilizando a la línea norteamericana por la muerte de la joven. Medina fue impactada unas tres veces por el vehículo que el chofer manejaba en las pistas de aterrizaje sobre la velocidad máxima y los paramédicos llegaron tarde a la escena, por lo que no pudieron salvarle la vida.
Poco antes de morir, la joven dominicana envió un mensaje a su madre, pidiéndole que cuidara mucho a su hija. Esas fueron sus últimas palabras antes de expirar, recordó Santa Medina, la mamá de la víctima, añadiendo que la niña – Sheilyn – que ahora tiene dos años, reclama noche y día la presencia de su madre.
La muerte de la empleada dominicana de Delta ocurrió el 29 de julio del 2009. El conductor del vehículo fue identificado como Scott McEntee y debía facilitarle el acceso al avión a la dominicana, pero en vez de eso, bloqueó el paso, arrollándola. Luego, se lo comunicó a un colega de trabajo y después avisó a la policía. Desde la uniformada llamaron al 911 requiriendo la ambulancia que llegó tarde.
El abogado dijo que cualquier oportunidad que la dominicana tuviera de sobrevivir se perdió. Señaló que las investigaciones revelaron que los trabajadores de mantenimiento en el turno de la noche en el que estaba Medina, no cuentan con radios portátiles de comunicación, el protocolo de la empresa exige que primero llamen a un supervisor en este tipo de casos, pero no se hizo.
También que los empleados de Delta irrespetan a los de Armark, produciéndose insultos y largas esperas en las pistas de aterrizaje hasta que se colocaran las escaleras en los aviones.
El jurista agregó que cuando los empleados de Armark, requerían por los aviones para limpiarlos, los de Delta les respondían que llegarían cuando llegaran. “Estos empleados estaban sometidos a condiciones que nadie puede soportar”, dijo.
La madre de la víctima describió a su hija como una muchacha dedicada por entero a su hija y que trabajaba por las noches para destinar más tiempo a la niña por el día. Quería ser cirujana, estudiaba en Monroe College, pero no pudo terminar los estudios por falta de recursos, aunque estaba ahorrando dinero.
La portavoz de Delta, Susan Chana Elliot lamentó la muerte de la empleada dominicana en un comunicado, pero rehusó hacer comentarios sobre la demanda que es por un monto no especificado.
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