martes, 25 de octubre de 2011

¿Por qué no reconocemos nuestra voz en una grabación?


¿Pero de quién es esa voz? ¿mía? ¡No puede ser, no soy yo!

¿A quién no le suena es anterior comentario? A todos no ha pasado no reconocer nuestra voz en una grabación. Y no es por mal calidad del aparato, es porque nosotros oímos nuestra voz diferente a cómo lo hacen los demás. Oímos nuestra voz disorsionada, modificada.

Para comprender por qué sucede esto, primero veremos cómo hacemos para oir.

Las ondas sonoras se desplazan por el aire hasta llegar a nuestro pabellón auricular, que las recoge y las conduce hacia el interior del oído. Una vez en el canal auditivo, las ondas siguen viajando hasta chocar con el tímpano, al que transmiten su vibación. Los movimientos de esta membrana se transmiten al oído medio a través del movimiento de los huesos del oído medio (martillo, yunque, lenticular y estribo) hasta la cóclea o caracol, donde la vibración se convierte en impulso nervioso que es conducido por el nervio auditivo hasta el cerebro, que interpreta la señal.

Pues bien, cuando nosotros hablamos el sonido nos llega por el mismo camino que el resto de ondas sonoras, pero en esa ocasión también nos llega por otro camino: a traves de nuestro cuerpo.

El sonido también viaja directamente desde las cuerdas vocales y la estructura ósea de nuestro cráneo hasta la cóclea, reforzámndose así las vibraciones de baja frecuencia, los tonos más graves.

La voz que oímos cuando hablamos es la combinación del sonido recibido por ambas vías. Por eso, cuando escuchamos una grabación de nuestra propia voz y no oímos esa segunda señal, no reconocemos nuestra voz. Al faltar el refuerzo interno u óseo, oímos una voz más aguda que no nos es familiar.

Nota sabia: Podemos experimentar el efecto inverso taponándonos los oídos. Solamente oiremos las vibraciones conducidas por los huesos y nuestra voz nos sonará mucho más grave.

www.sabercurioso.es

No hay comentarios: