NUEVA YORK._ Una pareja afro americana – Amilcar Hill y Rahwa Ghirmatizion - residente en Buffalo, ciudad fronteriza con Canadá, se casó durante los funerales de su hijo, Asa Hill de 7 años de edad, que pereció el jueves de la semana pasada en un accidente de tránsito en la carretera Niágara. A la ceremonia, según medios locales, asistieron más de 700 personas y antes de la boda, los progenitores del menor, tíos y abuelos hablaron sobre la corta de vida de Asa, cuyos órganos fueron donados por decisión de sus papás.
El funeral y la boda se celebraron en la iglesia Unitaria Universitaria de la avenida Elmwood y la calle Niágara. Los padres de la víctima dijeron que en la última despedida a su hijo, estaban cumpliéndole la promesa que le habían hecho en vida. Llorosos y mientras el carro fúnebre conducía al cementerio los restos del menor, los jóvenes en matrimonio, se besaron furtivamente después que el reverendo Joel Millar, los declaró marido y mujer.
El casamiento sorprendió a la mayoría de los asistentes al funeral que no esperaban eso como parte del homenaje al menor. La ceremonia fue abierta con el estridente ritmo de tambores africanos y atuendos de ese país fueron vestidos por los novios. El reverendo André Williamson, dijo que mientras estaba en el hospital esperando los últimos momentos del niño, por primera vez vio un “ángel” que descendía del cielo.
“No es tan importante tener una larga vida como tener una vida de calidad”, dijo en referencia a las destrezas que en lectura, escritura y otras materias, estaba desarrollando el menor a sus 7 años de edad. El padre de la víctima exhortó a otros a convertirse también en donantes de órganos y señaló que a través de la muerte de su hijo, otros vivirán.
Los riñones y el corazón de Asa, serán trasplantados a dos pacientes. “Fue una decisión muy difícil, pero me ha traído la paz”, señaló refiriéndose a la autorización que dio al hospital sobre la donación de los órganos de su hijo.
La pareja, que ha vivido junta por 13 años, mantuvo en secreto el anuncio de la boda, hasta que sorprendieron al público y los medios en la iglesia.
Autor: Miguel Cruz Tejada
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