Como los colores, hay para todos los gustos. Tomar la decisión de perdonar o no una infidelidad
depende del balance personal que haga cada persona. ¿Cómo poder
discernir entre lo correcto o lo incorrecto? ¿Me conviene o no me
conviene? Lo primero que debemos entender es que todos somos humanos.
Habremos de analizar con nuestra pareja
el por qué de esa infidelidad, si había carencias sexuales en la
relación, monotonía, problemas de comunicación, demasiadas discusiones,
etc. Dependerá en parte de la razón que decidamos perdonarla o no. Pero no sólo de esto, también dependerá de nosotros mismos.
¿Creemos que es tolerable? ¿Qué me aporta mi pareja?
¿Me hace realmente feliz? Si la respuesta a estas tres preguntas es
negativa, entonces debemos preguntarnos para qué la vamos a perdonar. Si
nuestra pareja nos hace bien, existe una buena comunicación, el amor se mantiene vivo y creemos que su compañía nos es beneficiosa, quizás debamos darnos el chance de perdonar. Eso sí, sabiendo los riesgos que corremos.
Si decides perdonarlo,
ten en cuenta que puede volver a pasarte y deberás preocuparte de tomar
las medidas oportunas para que, si vuelve a suceder tu autoestima no se
venga abajo. Por otra parte tampoco es cuestión de perdonar y pasarse
la vida reclamando o desconfiando. Esto tampoco es saludable.
En definitiva, es conveniente tomarse un tiempo prudencial para
distanciarse y tomar una decisión de acuerdo a lo que realmente sentimos
y deseamos hacer.Fuente:femenino.info
lunes, 29 de octubre de 2012
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