Muchos no creen que este refrán sea cierto, otros,
lo han comprobado por ellos mismos. ¿Se puede llegar a odiar a una
persona con la que convives y que alguna vez has amado? Desde luego que
sí. Cuando empiezan a haber problemas en la pareja y no se llega a ninguna conclusión al final del camino lo que queda es el resentimiento y la frustración.
El proceso
sería algo así: discutimos y como no llegamos a aclararnos los dejamos,
discutimos dijo que iba a cambiar pero siguió haciendo lo mismo,
discutimos y no sabíamos ya por qué empezamos a discutir y así sucesivamente. Cuando esto se ha alargado en el tiempo el amor sin darnos cuenta ha ido pasando su propio proceso de descomposición y transformación.
Con cada discusión no resuelta, estamos más lejos de nuestra pareja, los resentimientos se van
acumulando y cada vez hay más cosas que reprochar. Un día el rellano
está tan lleno de basura que allí no hay quien pueda vivir tranquilo y, o limpias o te vas de casa. No hay una fórmula mágica para evitar que esto suceda.
Debemos aprender a comunicarnos de forma activa y asertiva
y hacer comprender al otro que hay un problema. Si poniendo de nuestra
parte y teniendo paciencia la situación no cambia, siento decirte que
estás en el camino en el que el amor se transforma en frustración o en algo peor: indiferencia. Para que una pareja funcione, debe haber un esfuerzo por ambas partes..Fuente:femenino.info
jueves, 25 de octubre de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario