Fuente:ABC.es.-Si
piensa que este verano pasó calor con los 46 grados centígrados que se
alcanzaron en Córdoba piense que no es nada comparado con el verano de 1913. Aquel año se alcanzó la temperatura más alta que hasta la fecha se ha medido en la Tierra.
Fueron 56,7 grados y se registraron en el desierto californiano, en el
Valle de la Muerte. Durante casi cien años la comunidad científica
sostenía que la temperatura máxima jamás medida se había alcanzado en
septiembre de 1922 en la ciudad desértica de El Azizia, en Libia, donde
el termómetro alcanzó los 58 grados. Ahora una nueva medición de la Organización Meteorológica Mundial corrige los resultados y otorga el récord al sur de California.
Según
este organismo científico, se produjeron errores de bulto en la
medición. Al parecer, el culpable del error fue un observador poco
experimentado que pudo leer erróneamente la temperatura que marcaba el
mercurio. Y este fallo se agravó al situar la estación meteorológica
sobre una basa de asfalto, un material que tiende a incrementar la
temperatura.
Después
de analizar estos y otros factores, al revisar documentos de la época,
la Organización Meteorológica Mundial ha establecido que el récord de
temperatura lo tiene el Valle de la Muerte con 56,7 grados centígrados. El Aziza, a 40 kilómetros al suroeste de Trípoli, ha dejado de ser, por tanto, el lugar más caliente del planeta.
Primeras dudas
El
meteorólogo Christopher Burt fue el primero en cuestionar el récord de
Libia en su blog y después trató de probar la fiabilidad del dato. En su
investigación empezaron a surgir errores.
Además
de la hipótesis de que la ubicación de la estación y el material del
suelo sobre el que se situaba pudiesen haber incrementado la
temperatura, Burt estudió también los registros manuales de las
temperaturas para buscar errores humanos.
«La
medida de 58 grados está escrita con una caligrafía diferente a la de
las entradas anteriores y parece que la persona que escribía no tenía
claro en qué columna anotar las temperaturas», explicó Burt, quien
apuntó a la posibilidad de que estas anotaciones fueran llevadas a cabo
por un «observador novato».
Observador novato
Además,
las mediciones escritas con ese tipo de letra en la base de El Azizia
siempre diferían siete grados de la media de las estaciones vecinas, lo
que hace sospechar a la OMM que el observador no leía correctamente el
termómetro.
El aparato empleado en aquellas mediciones consistía en una barra magnética
de aproximadamente un centímetro de grosor que, propulsada por la
dilatación del mercurio al subir por el termómetro, ascendía o descendía
para marcar la temperatura. La medida correcta en este tipo de
termómetros es la que marca el extremo inferior de la barra magnética, y
no el superior, que por su grosor, daría una medida de siete grados más.
De ahí, esa medición extrema de los 57,8 grados que, en realidad,
hubieran sido de 50,8 grados si se hubiera hecho correctamente.
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