lunes, 12 de marzo de 2012

Los talibanes dicen que vengarán la matanza de Kandahar a manos de un soldado de EEUU .

Fawad Peikar | EFE
Kabul

Los talibanes prometieron hoy "vengar" la matanza, por un soldado de EEUU, de 16 civiles afganos ayer en la provincia sureña de Kandahar, en un incidente aún no esclarecido y que amenaza con incrementar el sentimiento anti norteamericano en Afganistán.

"Apoyamos a las víctimas de esta acción salvaje, y garantizamos a sus herederos que nos vengaremos de estos invasores y asesinos y castigaremos sus acciones bárbaras", afirmaron los talibanes en un comunicado difundido en su pagina web.

Los hechos ocurrieron el domingo en el distrito de Panjwai, donde el militar, según fuentes oficiales, salió de su base de madrugada e inició una incursión armada por las viviendas civiles de los alrededores durante la que disparó a sus moradores.

De acuerdo con fuentes oficiales citadas por medios estadounidenses, el supuesto autor de los hechos -ya detenido- es un sargento de 38 años que había llegado a Afganistán por primera vez en diciembre pasado, aunque contaba con experiencia previa en Irak.

El soldado, dijeron fuentes militares en Afganistán, podría haber actuado bajo los efectos de una crisis nerviosa, aunque un portavoz de la misión de la OTAN en Afganistán (ISAF) se limitó a afirmar hoy a Efe que la investigación está en marcha y sin novedad.

Los talibanes ya habían afirmado el domingo que la matanza fue perpetrada por varios militares y que causó 45 víctimas mortales, y hoy pidieron a las "organizaciones de derechos humanos" que ayuden al pueblo afgano a poner fin a "estos crímenes".

"Si los autores de la masacre tenían un problema mental, esto supone una transgresión moral del Ejército de EEUU, porque está armando a lunáticos que disparan contra los afganos indefensos sin pensárselo dos veces", afirmaron los insurgentes en la nota.

Tras la matanza, los diputados del Parlamento decidieron no reunirse hoy en señal de protesta por ese hecho y han pedido a Estados Unidos que "los autores" sean puestos a disposición de la justicia y sometidos a "penas duras".

"Esto será una lección para todos aquellos que viertan sangre afgana bajo cualquier pretexto", afirmaron los diputados en un comunicado de prensa.

La ISAF ya ha lamentado lo ocurrido y el presidente de EEUU, Barack Obama, se disculpó ante su homólogo afgano, Hamid Karzai, pero la matanza ha concitado también reacciones de la clase política afgana y un renovado recelo contra las tropas internacionales.

"Ha sido un asesinato deliberado y un crimen imperdonable -afirmó anoche el propio Karzai en una nota de prensa emitida por su oficina- Hemos condenado las operaciones con bajas civiles, pero este soldado mató gente de manera intencionada".

A las condolencias se sumó hoy mismo la canciller alemana, Angela Merkel, que visitó los cuarteles que las tropas de su país tienen en el norte de Afganistán y mostró sus dudas sobre si podrán retirarse antes de 2014, según el calendario previsto.

"La voluntad (de retirada) está ahí y trabajamos en ello", dijo la canciller durante su visita a los soldados germanos en la localidad de Mazar i Sharif.

El conflicto afgano comenzó en el 2001 con vistas a acabar con el régimen talibán, y tras varios años de relativa tranquilidad, combates y acciones guerrilleras se ha recrudecido en los últimos tiempos y se ha cobrado las vidas de miles de civiles.

Estados Unidos y sus aliados han establecido un calendario de retirada que debe concluir en el año 2014, y ese proceso se está produciendo a la par que una ronda de contactos preliminares entre las potencias occidentales y representantes insurgentes en Catar.

Las autoridades afganas han mantenido una relación ambivalente con los países occidentales en los últimos meses, y ambas partes han protagonizado una cadena de malos entendidos que culminó con la quema de coranes en la principal base de la OTAN en suelo afgano.

Esa profanación -accidental, según el mando de la OTAN- causó un estallido de violencia y protestas anti-EE. UU., con manifestaciones de protesta convocadas en distintos puntos de Afganistán y una treintena de muertos en disturbios relacionados.

Como sucedió durante la quema de coranes, los talibanes han puesto en marcha de nuevo la maquinaria de propaganda para difundir los hechos en Kandahar: el "genocidio afgano continúa", titulaban ayer en su página web.

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