Miguel Fernández Robles es ingeniero agrónomo y profesor, su esposa Sonia Ivelisse también es profesora. Hace un año recibieron una muy mala noticia, Miguel tenía cirrosis hepática y su única salvación era un trasplante de hígado, con un costo estimado en un millón 300 mil pesos.
Pese a estar asegurado en el régimen contributivo de la Seguridad Social vieron frustradas sus ilusiones al comprobar que su ARS no le cubriría ni siquiera las pruebas de laboratorio y tocaron puertas de políticos que no le respondieron.
No obstante, eso no le amilanó las ganas de vivir y luchar.
Hace un mes el paciente fue trasplantado, actualmente se encuentra muy bien de salud, aunque para ello la familia sacó todo lo que tenía, buscó ayuda de familiares, puso en venta la casa y mantiene una cuantiosa deuda con el hospital para lo que ha hecho acuerdo de pago.
Miguel, quien reside en San Pedro de Macorís, fue intervenido por el equipo de trasplante del hospital General de la Plaza de la Salud, donde ayer recibía un chequeo rutinario. Dice que tiene 20 años trabajando en el Banco Agrícola, y desa rrolla sus labores de docente, pero que cuando una persona recibe un diagnóstico así se siente desamparado.
La angustia que viven los pacientes que necesitan someterse a trasplantes de órganos como único tratamiento para seguir con vida, es vivido a diario por el trasplantólogo Jiomar Figueroa, quien considera como una tragedia para el paciente no poder acceder al trasplante por su alto costo y una gran frustración para el médico ver perderse órganos humanos que no pueden aprovecharse habiendo una larga lista de personas que lo necesitan.
A diario, asegura el especialista, quien coordina el Programa de Trasplante del hospital General de la Plaza de la Salud, se reciben personas de diferentes edades con muchas necesidades, a quienes se le hace imposible cubrir el costo de un trasplante.
Aseguró que el hospital ha asumido el 70 por ciento de los 12 trasplantes de hígado que se han practicado, pero que sus altos costos, y el poco apoyo que se recibe de las aseguradoras, deja a muchos pacientes fuera de ese tratamiento, por lo que muchos órganos se pierden.
El centro ha realizado 49 trasplantes de riñón.
Dijo que aún personas que viven desahogadas económicamente se ven imposibilitados de acceder al trasplante, porque ese tipo de enfermedades arruinan a cualquiera.
A esto se suma, agregó, el desconocimiento tanto de parte de pacientes como de la misma clase médica en cuanto a la solución de ese tipo de enfermedad.
Al respecto, el presidente del Patronato de dicho centro asistencial, doctor Julio Amado Castaños Guzmán, expresó su preocupación por los altos costos de esos procedimientos y la necesidad de financiamiento. Dijo que ese programa necesita cuanto antes la asignación de fondos especiales, ya sea a través del Sistema Dominicano de Seguridad Social o de un capítulo especial dentro de la Ley de Gastos Públicos, como forma de garantizar su sostenibilidad.
ENFERMEDADES CATASTRÓFICAS
El trasplante de órgano forma parte de las enfermedades consideradas de alto costo o de complejidad, para cuya cobertura el Sistema Dominicano de Seguridad Social ha establecido un millón de pesos.
El Ministerio de Salud Pública informó ayer que durante el 2010 invirtió mil millones 287,384.42 de pesos en atención a pacientes con enfermedades catastróficas.
El Ministerio mantiene un programa de entrega de los medicamentos que necesitan de por vida los pacientes con trasplantes de riñón para evitar el rechazo del órgano.
En tanto, las ARS afiliadas a la Asociación Dominicana de Administradoras de Riesgos de Salud (ADARS) aseguran que el año pasado cubrieron un total de 50,792 atenciones de alto costo para un monto pagado a los Prestadores de Servicios de Salud de más de RD$700 millones, representando un aumento de un 70 por ciento con relación a las atenciones prestadas el año anterior.
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