SANTIAGO. La Iglesia católica considera que resulta tormentosa para las personas que aman la paz y la convivencia civilizada en el país, la proliferación de armas de fuego en manos de civiles, muchos de ellos ineptos, con problemas psicológicos y psiquiátricos.
A su juicio, esa es una de las causas que genera más tragedias en el país, tras considerar que son bombas de tiempos andantes “que se activan ante cualquier situación, que pasaría desapercibida entre personas normales y sin un historial violento en su existencia”.
Los conceptos sobre esa problemática son planteados por la Iglesia Católica por intermedio del editorial de su vocero escrito Camino, titulado “Ya lo sabemos”, agregando que en el país cualquiera posee un arma de fuego.
Considera que muchos las usan para ofender, amedrentar, chantajear, secuestrar, atracar y asesinar, en tanto que la edad para portarla sobrepasó los límites de la prudencia y que por eso, en las escenas del crimen se hallan actores con rostros de niños, que parecen mansos corderos, pero que son lobos feroces.
“Para los que amamos la paz y la convivencia civilizada, esta realidad nos atormenta, y nos preguntamos: por qué tantas armas en las calles, que sólo sirven para incrementar el miedo, el pánico colectivo y la incertidumbre”, enfatiza Camino.
Recientemente, el ministro de Interior y Policía, José Ramón Fadul, manifestó que la mayor cantidad de armas ilegales que entra al país llega por la vía aérea y marítima, despejando la percepción que tiene la población, que pensaba que éstas entraban por la frontera con Haití. “Frente a esta afirmación del ministro de Interior Camino se pregunta qué hace el Estado y sus organismos correspondientes para detener esta práctica que fomenta el caos y la intranquilidad.
El periódico católico recuerda que los portadores de armas ilegales son más proclives a cometer fechorías y atentados contra la vida y que es un deber del Estado garantizar los derechos de la ciudadanía “y evitar que nos convirtamos en una selva, donde impere la ley del más fuerte”.
Para este año, Camino sugiere una campaña constante y permanente, por parte de las autoridades correspondientes, que permita recoger estas armas ilegales que perturban a la comunidad.
“Ya sabemos de dónde vienen, ahora queremos saber en qué manos están porque, estemos claros, sólo dando pasos firmes contra la violencia reinará la paz que anhelamos”, concluye.
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