jueves, 26 de enero de 2012

Colombia reconsidera su fijación con los implantes de senos.


Arturo Wallace

BBC Mundo, Bogotá

El país que le dio al mundo la novela "Sin tetas no hay paraíso" parece estar reconsiderando su fijación con los implantes mamarios, aunque sea temporalmente.

Y no es que los senos grandes que parecen capaces de desafiar la ley de la gravedad de pronto hayan dejado de resultarle atractivos a los colombianos y las colombianas.

Pero los problemas asociados a las prótesis fabricadas por la compañía francesa Poly Implant Prothese (PIP), que activaron las alarmas en varios países del mundo a finales de diciembre, han hecho que muchas mujeres la piensen dos veces antes de someterse a una operación para aumentarse el pecho.

"En las mujeres que están operadas, (el caso PIP) genera mucha preocupación. Y en las que pensaban operarse, muchas dudas", le dijo a BBC Mundo el Dr. Celso Bohórquez, coordinador del comité de comunicación y prensa de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva.

"Muchas, independientemente que estén seguras que no van a ponerles prótesis PIP, terminan diciendo: mejor me quedo así como estoy", explicó el cirujano.

"Y para lo que es la época, de alta temporada quirúrgica, los procedimientos de cirugía mamaria se redujeron", agregó.

Bohórquez está convencido de que el problema es global.

Pero el tema es especialmente sensible en Colombia, un país con una extendida industria de cirugía estética -se estima que en el país hay un cirujano plástico por cada 3.500 habitantes- en el que, según Bohórquez, las mamoplastias representan "entre el 30 y el 40%" de todos los procedimientos.

"No me los pongo"

Un buen ejemplo de las reflexiones motivadas por los problemas con los implantes marca PIP es el de Clarena Alfonso.

Clarena Alfonso. Foto cortesía Clarena Alfonso.

Clarena Alfonso era una de las 14.858 colombianas con implantes PIP.

Alfonso, de 43 años, se colocó implantes mamarios hace tres, por sugerencia del cirujano al que acudió interesada en una operación para levantarse los senos, caídos después del nacimiento de sus hijos.

Pero a finales del año pasado fuertes dolores -inicialmente atribuidos a un encapsulamiento de una prótesis- la llevaron a planificar una operación para remplazar los implantes.

Fue sólo gracias a la cirugía, que se llevó a cabo el pasado 13 de enero, que Alfonso descubrió que ella era una de las 14.858 colombianas que según estimaciones del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Invima, llevarían implantes PIP.

Y que la causa de sus dolores era que uno de ellos se había reventado.

"Era una prótesis amarilla, completamente amarilla, totalmente diferente a la prótesis original. Era una masa, cortada en pedazos, y el gel no tenía cohesión", le contó a BBC Mundo.

"Por suerte no hubo tejido necrosado. Y gracias a Dios tampoco hubo una infección", agregó.

Alfonso asegura que le hubiera gustado no remplazar las prótesis, "por el miedo a que así como las PIP son malas, cualquier otra puede resultar mala más adelante".

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