martes, 15 de octubre de 2013

Madre de "Baby Hope" dice que nunca conseguirá alivio.

QUEENS/
— “No le puedo describir mi dolor, esa clase de dolor no se puede describir”, dijo Margarita Castillo en contacto telefónico con El Diario/La Prensa acerca del caso de “Bebé Esperanza” —su hija Anjélica— cuyo cadáver fue encontrado hace 22 años dentro de una hielera tirada cerca a una carretera de Manhattan.
“Que la justicia se encargue de él, que él se muera no va a devolver a mi hija, que el juez decida cuál va a ser su sentencia”, agregó la mujer entre lágrimas cuando se le preguntó qué esperaba para el acusado de haber violado y asesinado a la pequeña. “No quiero sentir odio en mi corazón”.
Al preguntarle por qué no reportó la desaparición de Anjélica, Castillo respondió: “En ese tiempo no sabía nada”. Y en torno a los comentarios de la gente acerca de su prolongado silencio, señaló:  “Hay personas que nos quieren y otras no, sólo dicen cosas malas para perjudicarnos, aunque aquí entre vecinos nos cuidamos y nos apoyamos”.
“Yo creo que la gente no debería juzgar, porque uno no sabe la situación en que las cosas pasaron”.
Margarita Castillo agradeció a las personas y detectives que lograron poner  los restos de su hija en una tumba.
Más temprano, la mujer había declarado a la prensa a través de la puerta cerrada de su apartamento en Elmhurst, Queens y señaló: “Espero que ustedes como humanos nos comprendan. Nunca va a poder tener alivio uno. Sólo esperamos justicia”.
En declaraciones a El Diario, Castillo indicó que no abrió la puerta porque estaba protegiendo a sus nietos. “Alguien vino a tocar  bien fuerte y ellos se asustaron”. La madre de Anjélica se rehusó a dar el nombre del padre “porque la policía todavía está investigando”.
Estas fueron las primeras declaraciones de la madre de “Bebé Esperanza” en 22 años, desde que se inició el caso de la menor. Un primo de Anjélica —identificado como Conrado Juárez, de 52 años— fue arrestado el sábado y ahora enfrenta cargos de asesinato en segundo grado. Permanece detenido sin derecho a fianza.
En su centro de labores, los compañeros indicaron estar “en shock” al enterarse de lo sucedido a Juárez.
“Sí, trabajaba aquí. Lavaba platos y en ocasiones hacia ‘deliveries’”, dijo un empleado del restaurante Trattoria Pesce, ubicado en Greenwich Village, en el bajo Manhattan, donde   Juárez —al parecer— llevaba pocos meses trabajando. “Él (Juárez) llamaba la atención porque se mantenía encerrado en sí mismo, era muy solitario; pero nada más, nunca sospechamos algo así”...

La investigación continúa

El fin de semana, alguien colocó un papel blanco con el nombre Anjélica Castillo, que cubría el número (1800) que aparecía allí mientras se encontraba la identidad real de la menor asesinada.
A pesar que ya se sabe el nombre real de “Baby Hope, Bebé Esperanza” y su tumba ya tiene un nombre; que se arrestó al presunto violador y asesino, y que se sabe quien es la progenitora de la menor, el caso permanece abierto y  la investigación continúa.
"Los detectives van a seguir investigando si hubo alguien más que ayudó", dijo el sargento Carlos Nieves. “Seguiremos buscando al padre de la niña para saber por qué él teniendo la custodia de las dos hermanas, las dejó y por qué las dejó en esa casa. Todavía hay muchas preguntas que contestar”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay que investigar a LA madre Segundo ella su mejor defensa es su ignorancia,pero ella tal vez fue complice del asesino