Pues nada, a partir de ahora ni caso. Porque eso de que el avestruz (Struthio camelus) esconde la cabeza bajo tierra es falso, un mito muy extendido. Como ocurre también con el canto del cisne.
Esta creencia se debe haber originado con casi toda seguridad en el comportamiento de estas largiruchas aves (cerca de 2,5 metros de altura) en determinadas circunstancias, como las descritas a continuación:
- Ocurre que, cuando se sienten en peligro, bajan la cabeza a ras de suelo para ocultar su largo cuello y confundir a los depredadores que no pueden distinguir la cabeza de su posible presa desde la distancia.
- También bajan la cabeza a ras de suelo mientras empollan los huevos para ser menos visibles y ocultar en lo posible la ubicación del nido.
- Por su parte, los polluelos estiran su cuello a lo largo del suelo al sentirse amenazados para ocultar su situación.
Quizás el único momento en que mantienen la cabeza bajo tierra —que no enterrada— es cuando los machos hacen el nido. Debido al gran tamaño de los huevos (unos 20 cm. de largo) y su elevado número (12 por hembra y varias hembras por nido) el agujero a cavar con el pico también ha de ser muy grande.
Nota sabionda: Corriendo puede superar los 72 km/h, pero si se ve acorralado ataca con las patas de dos dedos usándolas como armas.
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