El hombre de 42 años que el viernes pasado
consiguió saltar la verja de la Casa Blanca, recorrer más de 60 metros y
entrar por la puerta principal de la mansión portaba un cuchillo y
había sido destinado a Irak tres veces.
Omar J. González, originario de Texas, fue reducido por los miembros del Servicio Secreto, que se dieron cuenta de que tenía un cuchillo de sierra, aunque en un principio no parecía ir armado.
El Servicio Secreto está revisando los protocolos de seguridad en el perímetro de la Casa Blanca, después de que el asaltante consiguiera recorrer una distancia sin precedentes e internarse en la residencia pese a las fuertes medidas de vigilancia.
El hombre ignoró las llamadas de alto de los miembros de seguridad y no fue reducido hasta que se encontraba ya adentro de la puerta del pórtico norte, la columnata que mira a la Avenida Pensilvania.
El Servicio Secreto está entrenado para no disparar a intrusos dentro de la Casa Blanca siempre y cuando no porten armas o carguen mochilas o vestimenta que indique que puede portar explosivos.
Obama había despegado solo unos minutos antes del suceso desde el jardín sur de la Casa Blanca en el helicóptero presidencial con rumbo a la residencia de Camp David (Maryland) para pasar el fin de semana junto a sus dos hijas, Malia y Sasha, una amiga de las niñas, y su esposa, Michelle, que salió antes que su familia.
En un comunicado, Frank Benenati, uno de los portavoces de la Casa Blanca, dijo que "el presidente tiene total confianza en el Servicio Secreto y está profundamente agradecido a los hombres y mujeres que lo protegen a él y a su familia".
En la tarde del sábado, un nuevo incidente hizo disparar las alarmas alrededor de la Casa Blanca, cuando un conductor estacionó su vehículo delante de uno de los controles de acceso a la plaza frente a la residencia presidencial.
El conductor,que según los investigadores ya protagonizó un incidente en la Casa Blanca previamente, se negó a abandonar el lugar y el Servicio Secreto decidió detenerlo.
Omar J. González, originario de Texas, fue reducido por los miembros del Servicio Secreto, que se dieron cuenta de que tenía un cuchillo de sierra, aunque en un principio no parecía ir armado.
El Servicio Secreto está revisando los protocolos de seguridad en el perímetro de la Casa Blanca, después de que el asaltante consiguiera recorrer una distancia sin precedentes e internarse en la residencia pese a las fuertes medidas de vigilancia.
El hombre ignoró las llamadas de alto de los miembros de seguridad y no fue reducido hasta que se encontraba ya adentro de la puerta del pórtico norte, la columnata que mira a la Avenida Pensilvania.
El Servicio Secreto está entrenado para no disparar a intrusos dentro de la Casa Blanca siempre y cuando no porten armas o carguen mochilas o vestimenta que indique que puede portar explosivos.
Obama había despegado solo unos minutos antes del suceso desde el jardín sur de la Casa Blanca en el helicóptero presidencial con rumbo a la residencia de Camp David (Maryland) para pasar el fin de semana junto a sus dos hijas, Malia y Sasha, una amiga de las niñas, y su esposa, Michelle, que salió antes que su familia.
En un comunicado, Frank Benenati, uno de los portavoces de la Casa Blanca, dijo que "el presidente tiene total confianza en el Servicio Secreto y está profundamente agradecido a los hombres y mujeres que lo protegen a él y a su familia".
En la tarde del sábado, un nuevo incidente hizo disparar las alarmas alrededor de la Casa Blanca, cuando un conductor estacionó su vehículo delante de uno de los controles de acceso a la plaza frente a la residencia presidencial.
El conductor,que según los investigadores ya protagonizó un incidente en la Casa Blanca previamente, se negó a abandonar el lugar y el Servicio Secreto decidió detenerlo.
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