Bogotá/EFE — El primer aniversario de la muerte del máximo líder de las FARC, ‘Manuel Marulanda Vélez’ o ‘Tirofijo’, fue conmemorado ayer por la guerrilla en activo más antigua de América con hostigamientos a la población civil y sabotajes a medios de transporte en el sur del país.
Al menos cuatro heridos y tres vehículos incendiados dejaron las acciones rebeldes, horas previas a la fecha conmemorativa del deceso de Pedro Antonio Marín, el nombre real del jefe insurgente.
Los heridos son un menor y tres adultos de Ipiales, localidad de la frontera sur con Ecuador en la que la noche del miércoles estalló una bomba atribuida por las autoridades policiales a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El artefacto había sido abandonado en un cesto público de basuras cercano a la sede de la alcaldía de la población, que pertenece a Nariño departamento limítrofe del que es capital Pasto, ciudad en la que hace pocos días la policía también desactivó dos carros bomba.
“El hecho nos tiene en alerta (...), y tiene graves implicaciones, puesto que es el uso del terror”, criticó el secretario de Gobierno de la región, Fabio Trujillo. Casi que de manera coincidente, los rebeldes hostigaron el casco urbano de Corinto, población del departamento vecino del Cauca, también en el suroeste del país.
Una fuente de la policía en Popayán, la capital regional, dijo que los insurgentes cortaron el servicio de electricidad e intentaron copar la localidad, que en mayo de 2008 fue escenario de una acción parecida en la que murieron tres civiles, alcanzados por un explosivo de los guerrilleros.
Los rebeldes también hicieron presencia en la carretera que une a la población de Calamar con San José del Guaviare, la capital de la región selvática del Guaviare, en la que el lunes murieron dos insurgentes en un bombardeo militar y cuatro soldados en una emboscada guerrillera.
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