WASHINGTON, D.C.— El presidente Barack Obama dejó diáfanamente claro que serán necesarios más soldados y más tiempo para que Estados Unidos y sus aliados puedan recuperar la iniciativa militar en Afganistán. A medida que disminuye la guerra en Irak, que considera una equivocación, el mandatario ha decidido escalar el conflicto afgano, que tilda de causa esencial y justa.
¿Para ello tendrá que atacar la red de al-Qaida en Pakistán y Afganistán? No queda otro remedio, sostiene Obama, si se quiere garantizar "la seguridad de la gente en todo el mundo",
Obama ordenó el envió de otros 4 mil combatientes, además de los 17 mil ya anunciados, así como centenares de civiles y más ayuda económica para librar una guerra iniciada hace más de 7 años y que no tiene indicios de concluir. El presidente prometió además intensificar las gestiones diplomáticas con Pakistán y Afganistán y solicitar la colaboración del resto del mundo.
"Quiero que el público estadounidense comprenda que tenemos un objetivo claro y centrado: desarticular, desmantelar y derrotar a al-Qaida en Pakistán y Afghanistan, y evitar su regreso futuro a cualquiera de ambos países", dijo Los líderes de Afganistán y Pakistán ensalzaron la nueva estrategia estadounidense para encarar la creciente violencia en sus países.
Obama advirtió que al-Qaida planea atacar objetivos en Estados Unidos desde sus refugios secretos en Pakistán. El presidente, que sostuvo la semana pasada la necesidad de una "estrategia de repliegue" de Afganistán, ni siquiera mencionó esas palabras al anunciar su estrategia, basada en aumentar la capacitación del ejército afgano de 80 mil a 134 mil combatientes para 2011.
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