Madrid, (EFE).- Apostar siempre tiene
riesgos, pero hay pocas posibilidades de perder si se apuesta a que, en
algún momento de estos días de celebración, usted o alguien de su
familia ha tomado su móvil o su tableta, ha alargado el brazo, ha puesto
su mejor sonrisa y, solo o en compañía de otros, se ha hecho una foto.
Es decir, lo que los anglosajones, con esa facilidad y esa rapidez que tienen para bautizarlo casi todo, llaman "selfie".
En este mundo donde las modas se suceden a tal
velocidad no se puede decir que sea un término -ni un fenómeno-
estrictamente nuevo; el prestigioso Diccionario Oxford asegura que está
documentado desde el 2002, una eternidad en estos tiempos voraces.
Pero su irrupción en el lenguaje general y en el de los medios sí que es cuando menos reciente.
Un vistazo al banco de datos de la Agencia EFE
muestra que su primer uso es de noviembre del 2013, precisamente con
motivo de la elección de "selfie" como palabra del año en lengua inglesa
por los editores de los diccionarios Oxford después de que detectaran
que su uso entre los angloparlantes había crecido de forma exponencial.
Visto que se avecinaba un vendaval de "selfies",
en la Fundación del Español Urgente nos pusimos manos a la obra para
buscar alternativas.
No como parte de ninguna cruzada contra los
extranjerismos (¿qué sería de nuestro idioma sin los muchos que llegaron
para quedarse desde "almohada" a "garaje"?), sino en un intento de
poner sobre el tablero de juego las opciones que ofrece nuestra lengua.
Y eso, en un mundo en el que parece que no haya
"corredores" sino "runners", en el que no hay ya "famosos" sino
"celebrities" (o "celebs") y en el que los futbolistas nunca meten
"tripletes" (o "tripletas") sino "hat-tricks", es una tarea que da mucho
de sí.
Ya en diciembre del 2014 en la Fundéu BBVA
propusimos alternativas a "selfie" por la vía de buscar palabras ya
existentes en el español o crearlas conforme a las reglas con las que
nuestro idioma suele generar nuevos términos; de ahí surgieron
"autorretrato" (ya de sobra conocida) y "autofoto".
Pasaron los meses y el vendaval anunciado llegó.
La actriz y presentadora de los Oscar, Ellen de Generes, tuvo la
ocurrencia de tuitear una de esas fotos en la que aparece acompañada por
algunos de los ganadores de los premios al final de la gala y convirtió
aquel gesto en el mensaje más retuiteado en la historia de esa red
social.
A partir de ahí vendrían el selfi de Obama en el
funeral de Mandela; los de futbolistas, actores y cantantes inundando
las redes sociales.
Con el vendaval de noticias llegó la evidencia de
que "selfie" no iba a ser un anglicismo fácil de doblegar. Como tantas
veces, el inglés nos proponía una palabra corta y sonora que entraba
bien por el oído y triunfaba más allá de las fronteras de su propio
idioma. Además, su propia sonoridad evocaba un cierto aspecto lúdico del
que carecían las alternativas en español.
Y volvimos a pensar en el asunto. Consultamos a
nuestro Consejo Asesor, pulsamos la opinión de nuestra activa comunidad
en las redes sociales, pensamos sobre ello y entendimos que era el
momento de emplear otra de las opciones que nos da el español: la de
adaptar a la ortografía de nuestra lengua el término que viene de fuera
con toda la intención de quedarse a vivir entre nosotros.
En este caso además era pan comido: "selfi", sin
la "e" final, tal y como la pronunciamos hoy los hispanohablantes de
todo el mundo que hemos sucumbido a sus encantos.
¿Nos arrepentimos entonces de haber propuesto la alternativa "autofoto" y por eso apostamos ahora por la adaptación "selfi"?
En absoluto; las dos opciones se mantienen en
nuestra página y forman un tándem de posibilidades que no es infrecuente
en el español: "fútbol" y "balompié", "mitin" y "reunión" o "rol" y
"papel" son respectivamente adaptaciones y alternativas de "football",
"meeting" y "rôle" que conviven pacíficamente en nuestro idioma desde
hace años.
Así que cuando nos pusimos a pensar por segunda
vez en nuestros casi diez años de historia cuál podría ser la palabra
del año de la Fundéu BBVA (en el 2013 elegimos "escrache"), "selfi" se
nos antojó como una buena candidata.
Reunía las características que buscamos para
otorgar ese galardón meramente simbólico: actualidad, presencia en los
medios y en las conversaciones de la calle y un cierto intríngulis
lingüístico que nos hubiera obligado a hacer lo que más nos gusta:
pensar sobre las palabras y convertir ese trabajo en recomendaciones
para nuestros seguidores.
Así termina esta crónica. Disculpen si se cierra de una forma un poco precipitada, pero ya se sabe lo que son estas fechas.
Desde hace un rato mis compañeros me urgen para
que deje lo que estoy haciendo y me sume a ellos; apiñados, en una
posición algo forzada y con eso que suelen llamar "cara de foto",
aguardan pacientemente para que me sume al último selfi del año. EFE
Autor: Javier Lascuráin
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