Tras su separación hace ya tres años, María y
Teresa, las siamesas que nacieron en el hospital Luis Eduardo Aybar en
abril de 2010, han crecido y evolucionado tan bien que ha sorprendido a
los médicos, pero actualmente la familia atraviesa por una difícil
situación económica luego del fallecimiento de su padre hace dos meses.
La
muerte de Marino, como consecuencia de una trombosis, dejó a la familia
sin el sustento económico, por lo que ahora subsisten con los 15 mil
pesos mensuales que le asignara el gobierno a través del Ministerio de
Salud Pública para la alimentación de las niñas, pero este mes de
diciembre el aporte no ha salido lo que preocupa a su madre Lisandra
Sanati.
“No sé si es que Salud Pública no ha pagado este mes, pero
me lo encuentro raro. No pudimos hacer una cena de Nochebuena, pero
espero poder cobrarlo para hacerle algo aunque sea de Año Nuevo”, dice,
mientras sus ojos se nublan al hablar del fallecimiento de su esposo,
dejándola sola al cuidado de sus cinco hijos.
No obstante, su rostro cambia cuando empieza a hablar de las niñas,
que ya tienen cuatro años. En agosto pasado viajaron para ser evaluadas
al hospital Children’s Hospital de Virginia, Estados Unidos, donde
fueron operadas, y los médicos hasta le felicitaron y confesaron estar
sorprendidos de la evolución que han tenido.
Dice que las niñas
mantienen un seguimiento rutinario de parte de la vicepresidenta
Margarita Cedeño de Fernández, quien al momento de su nacimiento era la
Primera Dama de la República, siendo que gestionara todo lo relacionado a
su separación. Lisandra cuenta que las niñas se mantienen muy unidas,
una siempre al lado de la otra, dándose muchos besos y abrazos, aunque
también pelean, pero al rato una le pide disculpa a la otra y continúan
jugando juntas. Van diariamente a la estancia infantil de la zona donde
están recibiendo la educación inicial y cuando cumplan los cinco años
irán a la escuela.
Hablan mucho, aunque Teresa es más tímida y
María es de carácter más fuerte, a veces quiere dirigir a la hermana.
Teresa se “chupa” dos dedos y María uno. Cuando estaban unidas María
comía mucho porque era quien sostenía a su hermana, y luego de la
separación se ha quedado igual, comiendo más.
(+)
UNA CIRUGÍA QUE DURÓ 24 HORAS
“Ha sido un año difícil para nosotros, pero estoy agarrada de Dios.
Cuando veo las niñas que van tan bien me llega el ánimo y le doy gracias
a Dios, a doña Margarita, a los doctores y a todas las personas que me
ayudaron cuando ellas nacieron”, dice.
María Teresa y Teresa
María fueron separadas en noviembre del 2011 durante una cirugía que
duró 24 horas. Participó un equipo de 20 médicos, capitaneados por el
doctor David A. Lanning.
Las niñas nacieron con sus cuerpos unidos
por el abdomen y compartiendo el hígado. Previo a la cirugía fueron
sometidas a un proceso de tratamiento, que incluyó la implantación de
un balón que permitió completar el proceso de expansión de tejido fino.
domingo, 28 de diciembre de 2014
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