domingo, 28 de diciembre de 2014

La familia de siamesas atraviesa por dificultades .

Doris Pantaleón
Santo Domingo/Listindiario.com
Tras su separación hace ya tres años, María y Teresa, las siamesas que nacieron en el hospital Luis Eduardo Aybar en abril de 2010, han crecido y evolucionado tan bien que ha sorprendido a los médicos, pero actualmente la familia atraviesa por una difícil situación económica luego del fallecimiento de su padre hace dos meses.
La muerte de Marino, como consecuencia de una trombosis, dejó a la familia sin el sustento económico, por lo que ahora subsisten con los 15 mil pesos mensuales que le asignara el gobierno a través del Ministerio de Salud Pública para la alimentación de las niñas, pero este mes de diciembre el aporte no ha salido lo que preocupa a su madre Lisandra Sanati.
“No sé si es que Salud Pública no ha pagado este mes, pero me lo encuentro raro. No pudimos hacer una cena de Nochebuena, pero espero poder cobrarlo para hacerle algo aunque sea de Año Nuevo”, dice, mientras sus ojos se nublan al hablar del fallecimiento de su esposo, dejándola sola al cuidado de sus cinco hijos.
No obstante, su rostro cambia cuando empieza a hablar de las niñas, que ya tienen cuatro años. En agosto pasado viajaron para ser evaluadas al hospital Children’s Hospital de Virginia, Estados Unidos, donde fueron operadas, y los médicos hasta le felicitaron y confesaron estar sorprendidos de la evolución que han tenido.
Dice que las niñas mantienen un seguimiento rutinario de parte de la vicepresidenta Margarita Cedeño de Fernández, quien al momento de su nacimiento era la Primera Dama de la República, siendo que gestionara todo lo relacionado a su separación. Lisandra cuenta que las niñas se mantienen muy unidas, una siempre al lado de la otra, dándose muchos besos y abrazos, aunque también pelean, pero al rato una le pide disculpa a la otra y continúan jugando juntas. Van diariamente a la estancia infantil de la zona donde están recibiendo la educación inicial y cuando cumplan los cinco años irán a la escuela.
Hablan mucho, aunque Teresa es más tímida y María es de carácter más fuerte, a veces quiere dirigir a la hermana. Teresa se “chupa” dos dedos y María uno. Cuando estaban unidas María comía mucho porque era quien sostenía a su hermana, y luego de la separación se ha quedado igual, comiendo más.
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UNA CIRUGÍA QUE DURÓ 24 HORAS

“Ha sido un año difícil para nosotros, pero estoy agarrada de Dios. Cuando veo las niñas que van tan bien me llega el ánimo y le doy gracias a Dios, a doña Margarita, a los doctores  y a todas las personas que me ayudaron cuando ellas nacieron”, dice.
 María Teresa y Teresa María fueron separadas en noviembre del 2011  durante una cirugía que duró 24 horas. Participó un equipo  de 20 médicos, capitaneados por el doctor David A. Lanning.
Las niñas nacieron con sus cuerpos unidos por el abdomen y compartiendo el hígado. Previo a la cirugía fueron sometidas a  un proceso de tratamiento, que incluyó la implantación de un balón que permitió completar el proceso de expansión de tejido fino.

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