domingo, 17 de mayo de 2015

Escándalo en universidad chilena por alumnos "cazados" copiando examen en Whatsapp .


Santiago de Chile,   (EFE).- La Universidad Católica de Chile investiga a una treintena de alumnos de ingeniería que fueron "cazados" copiando en un examen a través de un chat grupal de Whatsapp en el que compartían las respuestas.
El caso ocurrió el pasado 4 de mayo en un examen de la asignatura de electricidad y magnetismo de la Facultad de Física de esta prestigiosa universidad privada chilena.
Los estudiantes involucrados usaron un grupo de Whatsapp titulado "Asado familiar" para pasarse entre ellos las respuestas de las preguntas de la prueba en sus teléfonos celulares.
La profesora se percató de lo que estaba sucediendo y lo denunció antes las autoridades de la universidad, que ha abierto un sumario para investigar y castigar a los responsables.
Juan Carlos de la Llera, decano de la Facultad de Ingeniería, señaló a medios locales que 18 alumnos ya han reconocido que copiaron en el examen con sus teléfonos, aunque sospecha que el número de estudiantes involucrados se acerca a la treintena.
"Estos alumnos se acercaron antes de que supieran que la universidad iba a llevar adelante un proceso. Han venido personalmente, con mucha preocupación y sintiendo culpa", dijo De la Llera.
El rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez, repudió con firmeza el caso y lo consideró "muy grave".
"Lo más importante es la tolerancia cero de estudiantes, directivos y la universidad para expresar, con fuerza y convicción, que el plagio o la copia académica no se puede tolerar", sostuvo.
La investigación interna del caso se prolongará por dos o tres meses y los estudiantes que copiaron arriesgan un castigo que podría llegar a su expulsión de la universidad.
"Lo mínimo que pueden recibir sería una amonestación y lo máximo es la expulsión", explicó el decano de la Facultad de Ingeniería, quien, sin embargo, consideró que echarlos de la universidad sería "algo exagerado".
En un país con 17 millones de habitantes y más de 25 millones de teléfonos celulares, el incidente ha puesto en el tapete el debate sobre cómo deben afrontar los centros educativos el creciente uso de dispositivos electrónicos en las aulas.

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