Unas 300 personas, entre ellas varias figuras
políticas, lloraron la muerte del exlíder talibán mulá Omar en un
funeral celebrado en Islamabad, tres días después de que Kabul anunciase
su fallecimiento en 2013 en territorio paquistaní.
La ceremonia tuvo lugar entre fuertes medidas de seguridad en una mezquita del centro de la capital, donde se desplegaron unos 15 efectivos policiales y varios guardias armados de la autoproclamada ONG Jamaatud Dawa (JuD), considerada una organización pantalla del grupo insurgente Lashkar-e-Taiba (LeT) y organizadora del evento.
"Era nuestro héroe y ojalá pudiese ser como él. No tenía deseos de una vida lujosa, vivía en una casa de barro con una habitación. Vivía una vida simple de acuerdo a nuestro profeta", manifestó sobre el mulá Omar uno de los asistentes al funeral, Muhammad Farooq.
Entre gritos de "Alá es el más grande", la sala escuchó los discursos de varias personalidades políticas y militares, para posteriormente ofrecer rezos por el fundador de los talibanes afganos. El ex director general de los servicios secretos paquistaníes (ISI, siglas en inglés), Hamid Gul, recordó a Omar en su intervención como "un gran ser humano" y aseguró que "siempre seguirá vivo" porque su "misión" continúa.
"Cuando Osama (bin Laden) era su invitado el mundo entero le pidió que lo entregase, pero no lo hizo. Era un hombre de principios. Que se bendecido con alto rango en el cielo", sentenció, por su parte, el exparlamentario del partido religioso Jamaat-e Islami (JI) Mian Aslam.
En su discurso, Aslam pidió a dios "más poder y fuerza" para el sucesor de Omar, Ajtar Mohamad Mansur, y agregó que los Estados Unidos y la OTAN "han cavado su propia tumba" y que los "talibanes volverán a estar en el poder".
La JuD organizó en los últimos días funerales por el exjefe talibán la ciudad noroccidental de Peshawar o la nororiental Lahore.
En ese último funeral, presentó sus respetos por el deceso el líder de la ONG y fundador del LeT, Hafiz Saeed, por el que Washington ofreció una recompensa de 10 millones de dólares en 2012. La formación islámica JuI-Ideological celebró ayer, por su parte, un acto público en honor de Omar en Quetta, donde se exilian muchos altos mandos de los talibanes afganos, además de la denominada Shura (Consejo) de Quetta, formada por la cúpula del grupo.
El Gobierno afgano anunció el miércoles el fallecimiento del mulá Omar en un hospital de Karachi (sur de Pakistán) en abril de 2013 y los talibanes lo confirmaron al día siguiente, aunque aseguraron que ocurrió en Afganistán y no proporcionaron una fecha.
El mulá Omar creó el grupo insurgente en 1994 y gobernó Afganistán con mano de hierro entre 1996 y 2001, cuando la invasión estadounidense acabó con su régimen por dar cobijo a Osama bin Laden, líder de la red Al Qaeda, que cometió los atentados del 11S en Nueva York. Desde entonces, el mulá Omar estuvo en paradero desconocido.
La OTAN puso punto final en 2014 a su misión de combate en Afganistán, sustituida por una operación de asistencia, y Estados Unidos mantiene su misión "antiterrorista" en el país islámico con 9.800 soldados.
"Estados Unidos y la OTAN han perdido la guerra en Afganistán. Es también una derrota para ellos no haberse enterado antes de que había muerto (el mulá)", sentenció en su funeral de Islamabad Hafiz Abdul Rehman Makki, el alto cargo del JuD encargado de liderar las plegarias por su alma.
La ceremonia tuvo lugar entre fuertes medidas de seguridad en una mezquita del centro de la capital, donde se desplegaron unos 15 efectivos policiales y varios guardias armados de la autoproclamada ONG Jamaatud Dawa (JuD), considerada una organización pantalla del grupo insurgente Lashkar-e-Taiba (LeT) y organizadora del evento.
"Era nuestro héroe y ojalá pudiese ser como él. No tenía deseos de una vida lujosa, vivía en una casa de barro con una habitación. Vivía una vida simple de acuerdo a nuestro profeta", manifestó sobre el mulá Omar uno de los asistentes al funeral, Muhammad Farooq.
Entre gritos de "Alá es el más grande", la sala escuchó los discursos de varias personalidades políticas y militares, para posteriormente ofrecer rezos por el fundador de los talibanes afganos. El ex director general de los servicios secretos paquistaníes (ISI, siglas en inglés), Hamid Gul, recordó a Omar en su intervención como "un gran ser humano" y aseguró que "siempre seguirá vivo" porque su "misión" continúa.
"Cuando Osama (bin Laden) era su invitado el mundo entero le pidió que lo entregase, pero no lo hizo. Era un hombre de principios. Que se bendecido con alto rango en el cielo", sentenció, por su parte, el exparlamentario del partido religioso Jamaat-e Islami (JI) Mian Aslam.
En su discurso, Aslam pidió a dios "más poder y fuerza" para el sucesor de Omar, Ajtar Mohamad Mansur, y agregó que los Estados Unidos y la OTAN "han cavado su propia tumba" y que los "talibanes volverán a estar en el poder".
La JuD organizó en los últimos días funerales por el exjefe talibán la ciudad noroccidental de Peshawar o la nororiental Lahore.
En ese último funeral, presentó sus respetos por el deceso el líder de la ONG y fundador del LeT, Hafiz Saeed, por el que Washington ofreció una recompensa de 10 millones de dólares en 2012. La formación islámica JuI-Ideological celebró ayer, por su parte, un acto público en honor de Omar en Quetta, donde se exilian muchos altos mandos de los talibanes afganos, además de la denominada Shura (Consejo) de Quetta, formada por la cúpula del grupo.
El Gobierno afgano anunció el miércoles el fallecimiento del mulá Omar en un hospital de Karachi (sur de Pakistán) en abril de 2013 y los talibanes lo confirmaron al día siguiente, aunque aseguraron que ocurrió en Afganistán y no proporcionaron una fecha.
El mulá Omar creó el grupo insurgente en 1994 y gobernó Afganistán con mano de hierro entre 1996 y 2001, cuando la invasión estadounidense acabó con su régimen por dar cobijo a Osama bin Laden, líder de la red Al Qaeda, que cometió los atentados del 11S en Nueva York. Desde entonces, el mulá Omar estuvo en paradero desconocido.
La OTAN puso punto final en 2014 a su misión de combate en Afganistán, sustituida por una operación de asistencia, y Estados Unidos mantiene su misión "antiterrorista" en el país islámico con 9.800 soldados.
"Estados Unidos y la OTAN han perdido la guerra en Afganistán. Es también una derrota para ellos no haberse enterado antes de que había muerto (el mulá)", sentenció en su funeral de Islamabad Hafiz Abdul Rehman Makki, el alto cargo del JuD encargado de liderar las plegarias por su alma.
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