Un joven tunecino murió tras ingerir, durante una apuesta, veintiocho huevos de gallina crudos.
El joven apostó con sus amigos, por una suma no revelada de dinero, comerse de una vez tres decenas de huevos crudos.
Después
de ingerir veintiocho huevos, el tunecino sintió un fuerte dolor de
estómago y sus amigos llamaron a una ambulancia. El chico fue conducido
urgentemente al hospital, pero los médicos no lograron salvar su vida.
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