Nueva York/POR: Gloria Medina/EDLP. — Mientras la Policía
indagaba ayer cómo un bus de la MTA atropelló fatalmente a una hispana,
en el domicilio de la víctima no habían palabras de consuelo para
aliviar el dolor de sus familiares.
Aileen Martínez, de 33 años, cruzaba la calle 59 Oeste y Séptima Avenida, alrededor de las 8:25 p.m. del miércoles, cuando fue atropellada por un bus de MTA, que viajaba hacia el este e intentaba doblar hacia el sur de la avenida, según el reporte policial.
El
NYPD determinará si hubo exceso de velocidad o si el conductor estaba
bajo los efectos del alcohol —este último es un procedimiento de rutina.
En el reporte preliminar indicaron que no había actividad criminal.
Sin
embargo, el conductor, quien trabajaba en la agencia de trasporte desde
julio de 2009, fue suspendido hasta que se complete la investigación,
según Charles Seaton, vocero de la MTA.
La
víctima, quien hacía poco se había mudado para El Bronx, fue trasladada
al hospital St. Luke's Roosevelt donde murió poco después.
En
el departamento de sus parientes, y donde ella vivió por muchos años,
en Hamilton Heights, Alto Manhattan, la tía y demás miembros de la
familia estaban devastados.
"Cenamos juntos el 24 en la noche y después salió para su casa, porque se mudó recientemente para El Bronx",
dijo José Pérez, tío político de Martínez. "Mi esposa, quien es la tía
materna, está destrozada. Ella se siente como la mamá de ella aquí (en
Nueva York) porque la mamá está en Santo Domingo".
Lo último que Martínez compartió con su familia fue el entusiasmo por sus próximas vacaciones.
"Había
comprado un pasaje para viajar a Italia", recordó el tío. "Viajaba a
principios de mes y estaba muy ilusionada con esas vacaciones".
Dentro
del apartamento se escuchaban los gritos y llanto de desolación de la
tía cuando llegaban amistades y vecinos de Martínez a darle el pésame.
Desde que se enteraron de la tragedia, no dejaban de llegar personas al
inmueble para recordar la vida de la dominicana que llegó a la ciudad de
Nueva York hace un poco más de 10 años, según Pérez.
"Esto
nos hace recapacitar y pensar que siempre estamos muy ocupados
trabajando y dejamos de lado a la familia", dijo Pérez en voz
entrecortada. "Aunque tenemos que trabajar para pagar los 'biles'
(facturas), debemos valorar más a la familia".
El
hermano, quien vive en Nueva York, se encontraba ayer reconociendo el
cuerpo y haciendo los arreglos pertinentes para el velorio. El cuerpo
será enviado a Santo Domingo donde está su mamá para que le dé cristiana
sepultura, según Pérez.
"Salía del trabajo",
indicó Lina Dávila, amiga y compañera de labores de Martínez con quien
trabajaba en la tienda Bergdorf Goodman. "Estamos todos destrozados con
lo sucedido".
Martínez fue descrita por sus
amistades como una mujer que disfrutaba viajar, era "alegre", "de buen
corazón" y "buena trabajadora". Además, adoraba a su perrito Ricardito,
con el que vivía.
"Estamos asimilando la
situación", se limitó a decir una prima, quien prefirió no
identificarse, mientras mostraba una foto reciente de Martínez en su
celular y sin poder controlar las lágrimas.
"No
se sabe si fue el mal clima (se cree que pudo haberse resbalado de la
acera por el hielo en el piso), o la velocidad del bus", dijo Dávila.
"Pero realmente no estamos pensando en eso, sólo estamos lamentando su
muerte. No estamos acusando a nadie".
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