La dieta es parte del tratamiento de la diabetes Tipo 1 y la diabetes Tipo 2, y dentro de ello cumplen un papel clave los hidratos de carbono, un tipo de alimento que influyen en la glucosa.
La recomendación nutricional común dice que los hidratos de carbono deben cubrir entre un 50 a 60 % del total de calorías ingeridas por el diabético, pero el dilema se plantea en qué tipo de hidratos de carbono consumir en la diabetes.
Los hidratos de carbono complejos son los menos ayudan a subir el nivel de glucosa en la sangre, los encuentras en panes, pastas, cereales, frutas y vegetales; por lo cual son los mejores para consumir, pero en raciones moderadas.
Los hidratos de carbono simples son los que más aumentan el nivel de glucosa en la sangre. Están presentes en mermeladas, dulces, jaleas, miel, golosinas y refrescos, que son los alimentos prohibidos para los diabéticos y no deben consumirse a diario, solamente en excepciones controladas por el médico de cabecera.
Pero sabemos que los hidratos de carbono y la diabetes no son enemigos porque vemos que podemos incluirlos en nuestro menú diario con la siguiente distribución. En un día, un diabético puede consumir hasta un 25 % de hidratos de carbono complejos, es decir, repartidos entre desayuno, almuerzo, merienda y cena. Por ejemplo, si vamos a consumir en el día 200 gramos de hidratos de carbono, lo mejor es repartirlos en porciones iguales durante el día.
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