Cientos de hombres hacen el trabajo que se le dificulta a los camiones recolectores del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) debido a la estrechez de las calles de barrios como La Zurza, Guachupita, Capotillo, Los Guandules, Simón Bolívar y La Ciénega.
Agrupados en cinco fundaciones, que mas bien son microempresas, reciben US$20 por cada tonelada de basura que venden al ADN, aunque consideran que debería ser más. Los desechos los depositan en la Estación de Transferencia del Ayuntamiento, en Villas Agrícolas.
El quinteto lo componen la Entidad de Saneamiento Comunitario de La Zurza (Escoba) -la más antigua-; Fundación Comunitaria de Saneamiento Ambiental Los Guandules, La Ciénega, Guachupita y 27 de Febrero (Fucosaguscigua27); y la Fundación Saneamiento Ambiental de La Zurza (Fundsazurza). También están la Fundación de Desarrollo y Medio Ambiente La Puya (Fundemapu) y la Fundación de Saneamiento Ambiental Comunitario (Funsaco).
Estas, surgidas del proyecto de Saneamiento de los Barrios Marginados (Sabamar), hacen tres recorridos al día, acumulando cada una entre 30 y 120 toneladas diarias, recolectando así entre RD$14,400 y RD$57,600 al mes.
Entre el bullicio de la estación de transferencia se observan los camiones de cada entidad. Del ADN son unos 65 camiones, mientras que de la Fundsazurza y de Escoba son cuatro, y de La Ciénega seis. Una vez allí, la basura es transportada por el ADN.
Micro-empresas
Cada fundación tiene su personal y una oficina. Miguel Rosario, contador de la Fundsazurza, explica que la organización tiene 80 empleados. Con los desperdicios que venden logran estructurar una nómina en la que cada uno devenga un sueldo de RD$5 mil al mes.
Gracias al dinero recolectado las fundaciones también resuelven problemas comunitarios como construcción de puentes, pasos peatonales, canalización de residuos pluviales, entre otras necesidades.
Se estima que un millón de personas viven en el Distrito Nacional, y sólo en estos barrios viven unas 220 mil. De su basura obtienen beneficios.
Pobreza vs limpieza
Al mencionar la palabra pobreza se podría pensar en cúmulo de basura, aguas negras y desorden. Pero, la limpieza que reina hoy día en calles y callejuelas de barrios como Los Guandules o La Ciénega esfuma esa idea.
Pero, hace unos años no era así. La realidad de hoy contrasta con el cúmulo de basura y las enfermedades que, según cuentan sus moradores, existían hace varios años.
La leptospirosis, fiebre tifoidea, enfermedades de la piel y dengue, afectaban a los vecinos, en su mayoría los niños. Jovanny Guzmán, secretario de Medio Ambiente de la Fucosaguscigua, dice que estas enfermedades se han erradicado hasta un 80%.
Puro Valdez, presidente de la Junta de Vecinos María Montez de La Zurza, cuenta que hace unos seis años los residentes tenían que ir a la estación de transferencia a pedir que un camión del ADN fuera a recoger la basura. "Duraban hasta 15 y 20 días sin pasar", dice.
Hoy, los mismos residentes son celosos con la limpieza, como doña Aida de la Cruz, que reportó que alguien lanzó desperdicios en el patio de su casa que, más bien, es el río Ozama.
Limpieza Ozama
Al divisar la ribera del río Ozama en los sectores marginados, la diferencia con la basura que reina del otro lado (que corresponde a Santo Domingo Este) es notable. Esto porque cada entidad de saneamiento trabaja con un personal integrado entre 10 a 20 hombres, en la limpieza de las márgenes del río. Cada semana retiran toneladas de desperdicios que brigadas presurosas sacan en carretillas. Sólo en dos años han retirado 3,506 toneladas de desechos.
De Mariela Mejía
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