Santo Domingo.- Hoy se cumplen 44 años de la invasión de Estados Unidos a República Dominicana, momento en que fueron lanzados a terreno nacional 42 mil marines, en un desembarco que dejó miles de muertos y el terrible trauma que había degenerado en la revolución en armas, de patriotas que pedían el retorno a la constitucionalidad y la reposición del derrocado presidente demócrata Juan Bosch.
Los antecedentes del desembarco, según han referido los historiadores dominicanos, tuvieron que ver con el deseo de jóvenes militares que como el coronel Rafael Fernández Domínguez, desbordaron sus ímpetus, al confirmar cómo el carcoma de la corrupción mutilaba las estructuras de las Fuerzas Armadas, enquistadas en un poderío asumido durante la tiranía de Rafael Leonidas Trujillo. Estos jóvenes planificaron actividades que buscaban revertir el orden, a fin de que se retomara el camino de la Constitución del 1963, con el restablecimiento de Bosch sin elecciones, lo que finalmente hizo sucumbir al triunvirato encabezado entonces por el empresario Donald Read Cabral.
Según expone el periodista Raúl Pérez Peña, quien en las guerrillas que se gestaron con anterioridad perteneció al Frente Gregorio Luperón, el pretexto que tuvo el gobierno de Estados Unidos para la invasión fue plantear que la desestabilización que erosionó la gestión de Read Cabral e instigó a la maquinaria social contó con la acometida de 53 dominicanos abanderados del comunismo.
A la vez, existía el temor de que en República Dominicana, nación estratégica en el área del Caribe, ocurriera lo que había pasado en Cuba en el año 1959, con la instauración, por la vía de las armas de un régimen comunista. En ese contexto, el presidente de la poderosa nación norteamericana, Lyndon B. Johnson ordenó el desembarco de la 82 división aerotransportada, en lo que significaba la segunda irrupción de Estados Unidos a la nación dominicana.
El historiador Antinoe Fiallo ha explicado que aunque el levantamiento militar del 24 de abril, comenzó con el atrincheramiento de jóvenes militares en los campamentos 27 de Febrero y 16 de Agosto, la población civil se sumó masivamente, lo que fortaleció los reclamos del retorno a la constitucionalidad.
Un fenómeno que se suscitó fue la interrelación de roles de jóvenes militares y civiles, unos que asumían roles políticos y otros que se armaban y jugaban un papel militar.Esa determinación se fortaleció, luego de la consumación del golpe de Estado al Triunvirato, según explico en una entrevista el héroe sobtreviviente del tiranicidio, Antonio Imbert Barreras ofreciera LISTÍN DIARIO en abril de 1997, refiriendo que entró a este episodio histórico de manera circunstancial al hacer contacto para evitar el derramamiento de sangre. Ahí también reveló que el hecho de no haber podido arrestar al general Wessin y Wessin fue lo que imposibilitó una salida más o menos pacífica al conflicto.
Esta intervención terminó el 21 de septiembre de 1966, fecha en que se completó la retirada de tropas de la llamada Fuerza Interamericana de Paz, y con el ascenso del doctor Joaquín Balaguer a la presidencia de la República.
FRANCISCO A. CAAMAÑO Y LOS PATRIOTAS
Raúl Pérez Peña explica que al producirse el cerco, el acorralamiento de Ciudad Nueva, Francisco Alberto Caamaño Deñó, asume el liderazgo de las fuerzas constitucionalistas, y cita el dato de que a la hora del desembarco, el coronel Fernández Domínguez se encuentra en la isla de Puerto Rico. Manifiesta que los constitucionalistas resistieron con hidalguía la embestida de los marines, que habían sido enviados por el gobierno de Estados Unidos con el pretexto de que ante la situación de estallido social era impostergable proteger las vidas de los norteamericanos residentes en el país.
Toda esta embestida también dejó entre sus secuelas que en mayo cayera abatido el coronel Fernández Domínguez.
La intervención estadounidense y el control de sus compartes nacionales provocó el surgimiento de una guerrilla urbana. Para los historiadores, según establece el periodista, estos eventos constituyeron la más importante manifestación de la reivindicación de los dominicanos en el Siglo XX.
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